Frase o Cita de esta semana:

"Nacer es el comienzo de un viaje que la muerte no detiene, por el contrario, esa transformación, esa liberación le permite al alma liberarse del cuerpo, esto permite seguir el viaje hacía la eternidad donde nos encontraremos con nuestra Divinidad"
Time of Metanoia

6 de diciembre de 2012

¿Qué ganó Jesús?

En mi niñez escuché muchas veces a mi padre decirme, ‘Hijo, muchas veces perdiendo se gana’, esa frase me marcó desde entonces, se grabó en mi pensamiento como si se hubiese escrito en piedra a fuerza de un cincel y martillo. No ha sido fácil entender su significado. Nunca pude saber a qué se refería mi padre con la frase o por lo menos que significado tenía para él. Cuando por mi inquietud le indagaba, sólo me explicaba, “Es sencillo, hijo, en ocasiones es mejor perder que ganar”. Esa explicación acrecentaba aún más mi curiosidad por las palabras y la manera de ejecutar una ecuación donde perder era mejor que ganar. Como niño nunca la logré comprender, sólo el tiempo, la humanidad, la vida misma, las personas con las que me encontré en mi camino se encargaron de darle ese significado con claridad. Quizás para mi padre la frase tuvo un significado distinto, o usted por su propia experiencia en la vida pueda darle un singular significado a esta singular frase. En mi caso le explicaré mi humilde concepto.

Buscar los orígenes de la frase o su uso en el contexto histórico podían ayudarme a entender la frase que me permitía perder pero a la vez ganar. En una época de mi vida concluí que definitivamente la frase no era posible aplicarla a este mundo. Una conclusión inmadura propia de mi edad de adolescente. 

Lo que es un hecho es que la frase puede convertirlo en un perdedor o en un ganador. En un mundo que todos desean ser ganadores, ser perdedores no es la norma. Los ganadores temen perder y los perdedores desean ser ganadores. Ser perdedores en un mundo de ganadores es difícil, dado los prejuicios, estigmas sociales, culturales que abarcan más el concepto, aunque nuestro mundo insiste en centrarlos entre en estos dos grupos. Lo que es evidente en este mundo de ganadores muy pocos desean perder para ganar. 

Los ganadores tiene éxito, educación, dinero, posesiones…todo aquello que Jesús rechazó en su paso entre nosotros. En este mundo materialista de ganadores ser como Jesús es sinónimo de ser perdedor al igual que seguir sus genuinas enseñanzas de vida, alejadas del materialismo. Enseñanzas que vivió en ejemplo propio para demostrar a un mundo tóxico la verdadera esencia de la vida, la misma que no radica solamente en el cuerpo, está en nuestro espíritu, en nuestra alma que desea ser libre de esas ataduras ligadas a los conceptos de ganadores o perdedores que ha creado el mundo. Jesús no impuso, sino condujo y ofreció esa libertad por la vía del amor, su mayor exponente, con agradecimiento honrando con amor al Creador, esa es la fórmula de convertirse en perdedor según este mundo. 

Hoy como adulto entiendo muy bien la frase ‘Perdiendo se gana’, no estaba muy lejos de su significado que mi rebeldía de juventud me permitía entender. Es una ecuación que no se aplica al mundo materialista en el que vivimos. Es una regla que ayuda a su mundo espiritual para poder sanar el alma de  las ataduras que nos hacemos o nos sometemos cuando es mejor perder una amistad que no conviene y que puede llevarle a problemas. Una pareja que obstaculiza su crecimiento o le ata al sufrimiento, un trabajo que no le agrada o le satisface y que estás en él sólo por compromiso o dinero. Las religiones que le condenan y le llevan al infierno, entre otras situaciones que la humanidad ha deseado darle importancia y prominencia en nuestro mundo. Las situaciones mencionadas nos atrapan en el afán del mundo físico, del mismo que Jesús deseó liberarnos. 

La vida de Jesús lo ilustra perfectamente…aunque algunos creen que Jesús perdió la vida, El nunca perdió nada, todo lo creado, lo visible e invisible es conferido a El, a mí y a usted. Este mito no es concerniente a los demás, sólo le concierne a usted, ¿Es su concepto? o ¿El del mundo que le abruma sobre ser ganador o perdedor?. Jesús en el Calvario cuando exclamó: ‘Consumado Es’ se declaró el vencedor a pesar de que le vieron morir, le vieron perder… No importa lo que piense el mundo, Jesús NO se dejó influenciar por este mundo porque su reino es fuera de la comprensión de este mundo, como quizás para muchos la frase que origina este escrito... pero mi significado es sencillo, 'Es el camino para llegar allá, al mundo espiritual, al Reino que se refería Jesús, perdiendo las cosas de este mundo, incluyendo nuestro cuerpo, nuestra vida…la ecuación que me permite perder y a su vez ganar la libertad y eternidad'.

¿Qué ganó Jesús? Nada. ¿Una parte de un pueblo que no le ama, no le escucha, no vive a su voluntad? ¿Qué perdió? Nada. ¿Qué experimentó entonces? Ser un ser humano ¿Qué desmostró? Que en este mundo se puede vivir de acuerdo a la voluntad del Padre, que venció la muerte, que es posible perdonar a pesar que el prójimo le crucifique... sólo con amor, tolerancia y misericordia. Acciones que muchas veces están ausente en el mundo materialista, intolerante, violento, etc. Jesús perdío la vida pero está sentado a la diestra del Padre... ¿Entonces?, habremos entendido que perdiendo se gana.

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27 de noviembre de 2012

Desdichados, afortunados: mundo de la ilusión


Podemos vivir la vida de la manera natural o de la manera artificial. Si optamos por la natural significa que descubrimos la ilusión de este mundo, por el contrario si vivimos de la manera artificial es que nuestros ojos no han sido abiertos porque el velo no ha caído. Podemos ser nosotros mismos siendo libres porque la verdadera libertad es descubrir nuestro reino interior conociendo que nada de lo que pasa puede dañarnos o afectarnos. Todo lo que nos pase o suceda en nuestro alrededor, sea como lo llamen bueno o malo es parte de la experiencia que permite nuestra evolución como seres eternos. Por otro lado, podemos ser esclavos de la corriente colectiva: la ambición, la vanidad o la desgracia que son productos de estar atrapados en el gran mundo de la ilusión. 

“Tu tiempo es limitado, entonces no lo desperdicies viviendo la vida de otro. No se dejen atrapar por el dogma, que es vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejen que el ruido de las opiniones de los demás ahoguen su propia voz interior. Y lo más importante, tengan el coraje de seguir a su corazón y a su intuición”. Steve Jobs 

Todo depende de esta sencillez, es cuestión de elegir. Siempre estamos tomando decisiones, aún en las cosas más simples tenemos que decidir. Sólo que algunos de nosotros tomará el camino más transitado, el que la mayoría escoge y el que otros nos han influenciado a tomar. Se nos dice desde muy niños que tenemos que ser alguien en la vida y que nuestro éxito va a depender de lo que logremos obtener. Por esta razón cuando no podemos lograr ser “ese alguien” nos sentimos derrotados, frustrados y pesimistas. Se nos ha enseñado que el tener mucho dinero es sinónimo de éxito, por otro lado, si no tienes dinero eres un perdedor. Así que nos invaden con toda esa basura colectiva y durante el período de crecer y madurar tendemos a convertirnos en seres inconformes y desagradecidos con lo que tenemos. Finalmente, nos auto clasificamos por error entre desdichados y afortunados y es esto precisamente lo que establece el mundo de la ilusión.

Los que no tienen nada quieren algo, los que tienen algo quieren más pero los que tienen más desean tener mucho más. Escogen el afán y la ambición como las metas futuras proyectadas donde la única mira son las riquezas, la fama o el poder. Deciden acumular riquezas, obtener fama o poder. No miden las consecuencias de sus actos y para alcanzar lo deseado no les importa los medios a los que tengan que recurrir ni tampoco a quienes afecten en su camino. 

El problema no es elegir tener éxito, dinero o poder, tenemos libre albedrío para decidirlo. La situación cambia cuando se emplea en el intento la codicia, la ira, la desesperación y el oportunismo porque estos te ciegan y te hacen cometer actos que atentan contra tu propia dignidad y la de otras personas. Platón decía que la riqueza debe ser distribuida a todos por igual, pero Aristóteles no hizo caso a su maestro y dijo que la riqueza debe ser dada por el esfuerzo de cada uno o sea que en nuestro mundo de la ilusión sobrevive el más fuerte según Darwin y que tenemos que competir y ganar para que seamos gratificados. Pero Platón en ese sentido estaba despierto, no debería existir lo que conocemos como riqueza o pobreza. Todos y cada uno de los habitantes de esta tierra deberían tener acceso a todos los recursos ni más ni menos. Un mundo en igualdad de condiciones  donde todos seamos iguales.

Jesús habló en varias ocasiones acerca de este tema y en la Escritura se cuenta de un hombre rico cuyas tierras habían producido mucho y se preguntaba a sí mismo: “ ¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha. Después pensó: Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida. Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿Y para quién será lo que has amontonado? Aún Alegandro Magno se fue con las manos vacías a pesar de haber conquistado casi un mundo. Lo que nadie sabe es que en su lecho de muerte supo que su ignorancia fue la necedad de no saber que la verdadera riqueza es la del alma y la verdadera paz era poder vivir en libertad. 

Pero en el mundo de la ilusión no sólo viven los grandes, ricos, poderosos y conquistadores también viven personas que se sienten menos afortunados y que han aceptado esta verdad como propia por los tantos factores. Entienden que si no nacieron en hogar de cuna su vida será una difícil y se anclan en tal declaración. 

Se alimentan de una energía negativa y si hablan sobre derrota es eso lo que tienen. Deciden estancarse en los recuerdos, de lo que pensaron los demás y todo lo que estos le hicieron. Eligen ser víctimas eternas de su auto castigo, no perdonan, por lo tanto no existe sanación para sus almas afligidas. Nunca le dan valor a sus vidas porque sólo emplean su tiempo en lamentarse y quejarse. Pasan los días pensando y hablando sobre yo era, yo hice, debí hacerlo distinto. Su vida está llena de rencores y remordimientos. Los arrepentimientos y las culpas no los dejan ser libres y ven el mundo de la ilusión sombrío y desalentador. 

Sienten que su vida está llena de dolor y derrota. Eligen apenarse por ellos mismos y desean que todos se lamenten con ellos. Se ven a sí mismos como personas débiles y fracasadas... ¿Cómo salen de todo ese pesar? ¿Cómo pueden lograr desprenderse de toda esa carga? Pueden elegir despertar, la misma vida brinda soluciones, todo está bien. Todo lo que estás viviendo está de acuerdo a lo que tú has escogido desde el principio del tiempo para alcanzar tu realización espiritual. El problema es que sigues clasificando todo lo que te pasa entre bueno y malo. Permite que la vida sea toda una experiencia, no la desprecies, vívela. Cada una de ellas tiene algo que decirte, quiere recordarte quién eres realmente. Lo que vez como pobreza, derrota, dolor, fuera del mundo de la ilusión esto es tu gran escalón a un despertar para que puedas ver que nada te puede perjudicar. Puede que hayas elegido ser rico y poderoso para que después te des cuenta algún día que fue necesario para que despertaras al final del camino y te dijeras a ti mismo: No soy eso. Para que puedas entender que todo lo material, toda la riqueza no es lo que te llevará a la paz que tanto has buscado.

Decidirás que tienes un profundo deseo de evolucionar, de transformarte. Así que no es cuestión si tienes mucho o poco, si eres exitoso o no. Realmente no te llevas nada cuando mueras, sólo la luz de tu alma. Deberías preguntarte cuánto has amado y si no has dado suficiente amor, entonces podrías decidir amar de nuevo y tratar de recuperar el tiempo perdido en el mundo de la ilusión. No esperes algo de los demás, dálo tú. Conoce que la mayor alegría es dar, ayudar, ser luz a otros, que vean en ti paz, un reflejo de la fuente. Perdona a otros y perdónate a ti mismo. Elige dejar de compadecerte y dejar de ambicionar. Decide ser feliz y disfrutar cada minuto de tu vida. Tú decides. Elige lo que entiendas te hará un ser libre. Todo lo que llegue a ti bendícelo y hónralo, es tu momento sagrado. Agradece a Dios el mayor de los regalos; tu libre albedrío y la maravillosa capacidad de elegir. Ama, vive, persigue la verdad y busca la luz porque ella siempre te alumbrará el camino.

“El señor no nos va a preguntar qué hicimos con el dinero, sino qué hicimos con la alegría, inevitable para vivir”. Facundo Cabral


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19 de octubre de 2012

Pon azúcar a tu muerte

Dice la canción “Ríe, llora, que a cada cual le llega su hora.” Así lo cantaba la inolvidable Celia Cruz quien no lloraba porque sabía que la vida era un carnaval y las penas se iban cantando. 

Existen personas que se afanan por el pasado y el futuro, su vida está estancada en dos tiempos y olvidan la grandeza de lo que están viviendo. Se olvidan que el ser humano es frágil. Cualquier elemento externo puede ser perjudicial para su cuerpo. Una araña diminuta podría matarlo, una infección, un accidente y hasta un resfriado. Son factores externos a los que se exponen todos los días. En esta brevedad de la vida hay personas que viven más que otras. La única diferencia es que unos viven una vida corta, pero a plenitud y otros pueden tener una vida larga sin haberla vivido. Siempre están planificando un futuro incierto, preocupándose por lo que no ha llegado aún, lo que no pueden ver. Planifican y no dejan de trazar proyectos, el tiempo presente no es servible para ellos porque no se conforman con lo que tienen ahora sino con lo que desean tener después. 

La vida es más que majestuosa ahora, en este preciso instante. Que mayor regalo el poder respirar. Tener el pleno conocimiento que cada célula de tu cuerpo está realizando su función a favor de que tu organismo funcione a perfección. Tu propio cuerpo es un milagro de la vida manifestándose. Ver la danza de la vida en todo lo que te rodea. ¿Por qué preocuparse? No sabemos si mañana podremos abrir nuestros ojos a un nuevo mañana. Si podremos abrazar a los seres que amamos nuevamente, verles y hablarles. Perdemos tanto nuestro tiempo en discusiones, vanas palabras, odios y rencores. Se nos va el momento presente en pensar y seguir pensando. Angustiados por el qué dirán de nosotros, ¿Qué pueden quitarnos? Nada, absolutamente nada. Aun la muerte no nos quitará nada, porque somos almas inmortales. Nuestro reino es el del Absoluto. La muerte no tiene fuerza sobre el amor. 

Es cierto que extrañamos a los que se nos adelantan en este vida, pero hay una esperanza maravillosa que algún día nos volveremos a ver, esa debe ser la alegría del alma, ese conocimiento. Sea cual sea la causa de partida, sea esperada o no, sea pasiva o violenta, sea individual o colectiva, no podremos evitarla, llegará de cualquier manera. Muchas víctimas del 9/11 tanto en los que abordaron aquellos aviones, como los que perecieron en las torres gemelas pudieron llamar a sus seres queridos y despedirse. Hubo llantos, aflicción, pero luego sintieron una paz indescriptible y pudieron decir adiós. Esa paz fue demostrada en las tantas llamadas grabadas que hoy día tienen sus familiares y las han compartido con el mundo. Es innegable cuánto se extraña a los que se van, y más aún a los que otros nos arrebatan en este mundo de violencia. Pero cuando se alcanza la evolución, cuando adquirimos el conocimiento de Dios sabremos cómo dijo el salmista: “Dónde está muerte tu aguijón, Oh sepulcro, tu victoria” 

Muy pocos ven la muerte como lo que es una transformación, un despertar de la ilusión de este mundo. Un paso vital para la paz del alma y un encuentro con la luz y la verdad. Viven la vida sin temor y sin angustias y valoran sólo el momento presente, que es el único tiempo real, el ahora. La muerte sólo es un baquiné, una fiesta. Muchos no logran comprender como han existido personas que al morir dejan una sonrisa en su rostro. Abandonan este mundo con paz y alegría. Estos seres conocen que saben que van a un lugar superior y se han preparado para recibir este proceso con honor y alegría. 

Es importante ver el presente como nuestro tiempo grandioso, sin preocupaciones, sin afanes de la vida, sin miedo a la muerte. Amando la vida tal y como es sin prejuicios, sin distinciones. Seamos libres de espíritu, soñadores de un presente maravilloso. Agradecidos del Creador, nuestra fuerza, nuestra energía, el éter, la esencia, las ganas de vivir, la luz que todo lo crea y todo lo funde. Por quien vivimos y morimos por siempre y para siempre. Facundo Cabral lo manifestó hermosamente cuando decía: “Tienes un cerebro como Einstein, tienes un corazón como Jesús, tienes dos manos como la Madre Teresa, tienes una voluntad como la de Moisés, tienes un alma como Gandhi, tienes un espíritu como Buda. ¿Entonces?, ¿Cómo puedes sentirte pobre y desdichado?” Ninguno de estos personajes humanos se afanó por la corriente de este mundo, ninguno vivió la logística de la vida porque eran diferentes, y ninguno de ellos enfrentó la muerte con cobardía pues se unieron con el éter, la fuente divina con alegría.


Ellos al igual que Celia entonarían una alegre canción; “Ríe, llora, vive tu vida y gózala ahora!!!” “¡¡Azúcar!!”

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29 de septiembre de 2012

El síndrome de Pinocho

La personas que mienten son incapaces de afrontar la realidad por lo que se condena a vivir bajo la mentira. En nuestro mundo la primera gran verdad es que todos mienten. No importa la manera que lo quieran llamar: mentiras grandes o pequeñas, piadosas o necesarias, el acto sigue siendo despreciable y el mismo conduce a una vida carente de verdad. La verdad es innegable, absoluta y pura. Pero la mentira corrompe, destruye y aniquila. 

¿Por qué miente esta sociedad? Simplemente porque se quiere ocultar la realidad de los actos o los eventos. Sabemos que es incorrecto este proceder pero mintiendo las personas evitan enfrentar las consecuencias de sus actos. La mentira es inventar y reinventar una historia tras otra, una vez dicha no tiene límites y como escribió el poeta inglés Alexander Pope “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. 

"La verdad duele una sola vez, las mentiras para ocultar una verdad duelen mucho más"

El problema de mentir es que cuando decidas hablar verdad nadie te creerá, ese será tu peor castigo. Si la haces un hábito esto podría considerarse como un grave trastorno cuando notes que no puedes parar de hacerlo. Tendrás una conducta repetitiva y compulsiva. No tendrás freno. Serás el mentiroso del grupo y esta es una mala etiqueta difícil de quitar. Según Nietzsche la preocupación no es que mientas, sino que ya nadie podrá creer en ti. 

La mentira es y será uno de los males que sufre la humanidad. Tantos ricos como pobres, políticos y religiosos todos en una medida u otra mienten. ¿Por qué mienten? ¿Por qué no expresan genuinamente lo que piensan y sienten? Este sería un mundo mejor si todos tuvieran la valentía de decir la verdad tal y como es, sin tapujos, sin disfrazarla. No sólo en ocasiones, sino siempre. Sin justificar la mentira diciendo que el fin justifica los medios porque todos merecemos la verdad absoluta. Sin rozar la mentira, sin guardar silencio porque es la mayor mentira. Sin temor a que la verdad duela porque sólo dolerá una vez no así la mentira. Nadie merece ser traicionado porque la mentira es alta traición. No debería ser enseñada por los padres porque es veneno para el alma de los niños. No debe ser dicha para crear un falso personaje porque luego descubrirán quién realmente eres. A fin de cuentas la mentira no debería nunca salir por la misma boca con que bendice a Dios. 

“No hay nada oculto que no haya de salir a la luz”


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7 de septiembre de 2012

Su cruce del Jordán


La palabra imposible pertenece al vocabulario humano, es una confesión de la incapacidad o limitación del ser humano para ver en ocasiones más allá de las circunstancias que le rodean. Ante esta afirmación humana Jesús dijo que todo lo que es imposible para los hombres es posible para el Creador. 
“…no te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios” Juan 11:40

Para creer en esas palabras debemos utilizar el recurso de la fe, pieza fundamental para hacer posible lo que parece imposible.  La fe de Jesús era una especial, era una fe en la que El creía y actuaba sobre ella, por ejemplo, en los momentos de sanar a los enfermos, sanaciones imposibles para los humanos eran posibles para El.

“¡Lázaro, ven fuera!”
Todo esto nos parece irracional, pero la fe es la fórmula divina de responder a las “crisis humanas”. Es la fe que nos permite creer que el Creador puede ayudarnos a lograr un cambio en nuestras vidas o en nuestras circunstancias. Eso no sucede por arte de magia, usted tiene que accionar la fe, su selección debe ser genuina, su acto de fe firme, lleno de convicción, pensamientos positivos, actitudes positivas y mucha esperanza, entonces el Creador, el Mundo, el Universo se moverá por su acto de fe. El puede ayudarle a realizar esos cambios más allá de sus posibilidades, más allá de lo normal y lógico. La fuerza y el poder de la fe no la podemos entender a través de la mente, solo a través de nuestros corazones, a través de nuestra alma...
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en El; y El hará” Salmos 37:5, de esa forma podrás ver los frutos de su fe.

"Recordemos que el Creador nos creó para vencer, no para ser vencidos, además nos prometió que en El seríamos más que vencedores y esto deja fuera toda posibilidad de derrota"

Retrocedamos en el tiempo para vivir de cerca como las aguas del Jordán se abrieron para que los israelitas cruzaran sobre tierra seca,  fue una de las muestras de su enorme fe. Al morir Moisés surge Josué como su nuevo líder, desde entonces él había liderado sus batallas. Para el pueblo de Israel entrar a la Tierra Prometida no era una invasión más, sino una llegada a su hogar, pero para ello debían cruzar el Río Jordán.

Llegó el momento de atacar, dijo Josué, vayan al campamento y díganles a todos que preparen alimentos y que estén listos para marchar, porque dentro de tres días vamos cruzar el Jordán e ingresar a la Tierra Prometida. Me imagino que cuando el pueblo escuchó las palabras de Josué, comprendieron que había llegado el momento que habían esperado durante tanto tiempo, primero sus ancestros y ahora era el turno de esta nueva generación.

¿Cómo Josué planeaba cruzar a todo un pueblo por el Río Jordán? ¿Sólo con la fe? Nadie sabía pero había llegado el momento de la verdad, Josué tenía fe en su Creador y todos confiaron en el mandato de Josué y en la promesa de su Creador. La Tierra Prometida estaba a tres día de ellos. Los israelitas cumplieron la orden de los oficiales para su salida, estaban dispuestos a marchar. Su disposición reflejaba una actitud positiva y de confianza en el Creador. Se enfrentaban al cruce del río, a la lucha y a la conquista. Ellos pusieron acción a su fe, no esperaron que el Creador los elevara en una nube para hacer el cruce del río, no se sentaron a esperar que el mismo Creador bajara de los cielos para decirles personalmente de cara a cara que todo estaría bien y como haría las cosas. Ellos se prepararon, ¡tomaron acción!, guardaron los alimentos, se doblaron las tiendas, se empacó todo y se pusieron en alerta para ponerse en marcha hacía la Tierra Prometida.

Los sacerdotes quienes iban delante llevando el Arca del Pacto no esperaron en la orilla del río a esperar que se abriera el camino, ellos marcharon confiados, tomaron acción, había una promesa, la fe les hizo creer y seguir hasta que las agua se separarron. Se detuvieron a la mitad del camino esperando que todo el pueblo cruzara en seco y así lo hicieron. En nuestras vidas no podemos detenernos ante la incertidumbre, ante el miedo de lo desconocido, sólo nuestra fe no puede salvar de los pensamientos negativos, de los miedos…esa es la fe firme que nos permite estar seguros en quién confiamos. Los israelitas no pensaron sobre sus posibilidades, ¡accionaron su fe, marcharon!... así que usted puede marchar confiado si ha encomendado su camino al Creador a pesar de no ver sus propias posibilidades.

De esta manera comenzó el desfile del pueblo de Israel a través de Río Jordán. Hora tras hora continuaron cruzando hasta pasar el último hombre, la última mujer, todos los niños y llegar a salvo hasta la otra orilla. Josué envía a decir a los sacerdotes que sostienen el Arca en medio del río, que continúen su marcha y hagan el cruce del Jordán. Estos comenzaron a salir y en cuanto llegaron a la orilla las aguas volvieron a fluir cubriendo por completo el lugar donde ellos habían estado. Todos estaban asombrados, habían cruzado caminando sin la necesidad de un puente o un bote, ese era el milagro que el Creador había prometido obrar. En este condensado relato el Creador muestra una vez más que lo imposible para el hombre es concerniente solo al hombre y lo imposible es posible en el entorno del Creador.

El pueblo de Israel paso el Río Jordán caminando, el Creador seco las aguas para ellos, algo imposible para el hombre, puede que usted esté marchando en la vida sin o con un rumbo incierto, pero lo importante es que marche en fe y el Creador allanará su camino. Tenga iniciativa y use estrategias diferentes, algunas funcionarán y otras no pero no se deje desanimar. Declare en voz audible las promesas que ha recibido sintiendo en su interior que así será y obre de acuerdo con eso. No haga como la persona que ora en la mañana y declara que el Creador es su proveedor, pero luego, cuando sale a la calle va a visitar un amigo para que le preste algún dinero para suplir esa necesidad. Llame las cosas que no son como si lo fueran, recuerde que usted recibe lo que declara sea positivo, entonces declárese vencedor para lo que desea conseguir.

¡Qué es eso de "si puedes"!  ¡Todo es posible para el que cree!
Jesús de Nazareth

Es mejor intentar y seguir intentando, que darse por vencido. No alcanzar lo deseado no es un fracaso sino un motivo más para tratar de alcanzar ese cambio. No debemos abandonar nuestros sueños cuando un plan no da resultado para alcanzarlos, hay que intentar de una forma y de otra si es necesario pero no debemos rendirnos nunca. Desee intensamente con emoción lo que sabe que va a recibir, manteniendo en su mente y en su corazón un cuadro vívido del momento en que lo reciba. Sea persistente, no se deje vencer por el cansancio; permanezca en la misma idea hasta conseguirla, es posible que lo que desea tarde un poco en llegar pero tenga la seguridad que le llegará y lo verá; no se impaciente, esto debilitará su fe.

Recordemos que el Creador nos creó para vencer, no para ser vencidos, además nos prometió que en El seríamos más que vencedores y esto deja por fuera toda posibilidad de derrota. Toda adversidad es una oportunidad para probar nuestra firmeza y su confianza en El. No estamos solos sobre las arenas del desierto, el Creador está allí guiándonos y supliendo cada necesidad para que logremos llegar al otro lado de nuestro Jordán.


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13 de agosto de 2012

Cuando vives la vida de otro

Hitler vivió la ideología de Lutero, Hitler inspiró Alemania, entonces el  mundo vivió su locura...

En algún momento dado todos hemos experimentado vivir la vida de otra persona conciente o inconcientemente. Es una acción que puede darse de manera individual o colectiva. Sin duda es perjudicial para las partes implicadas quienes en su mayoría desconocen que están viviendo la vida que no les corresponde y otros que permiten que le vivan la vida que les pertenece. Es complicado porque todos y cada uno de nosotros a menudo lo confunde con la acción de ayudar y de ser ayudado, de amar y ser amado, del consejero y el aconsejado. 

Si llevamos la acción al plano individual el ‘vivir la vida de otra persona’ puede darse en varios escenarios. Los padres que pretenden que sus hijos realicen la carrera universitaria que ellos desean. Sé un doctor, un ingeniero, un arquitecto, tendrás mucho dinero. Que tal si nuestro hijo quiere ser es un mecánico, un vendedor, un maestro. ¿Por qué no dejamos que ellos escojan lo que quieren ser, lo que les brinde felicidad? Cometemos el error de realizarnos a través de la vida de nuestros hijos. Los hijos por otro lado, cumplen los deseos de nosotros padres lo que da a lugar que no puedan vivir la vida que ellos quieren. En esto tanto padres e hijos creamos un precedente sobre el intervenir en las vidas de unos y otros. Luego nosotros insistiremos en decidir por ellos en otras asuntos y el círculo nunca terminará. 

Por otro lado, hacemos nuestros los problemas y dilemas de otras personas. Aquí vemos la relación del consejero y el aconsejado. Tratamos de ayudar a la gente, pero lo que en realidad hacemos es que hagan lo que nosotros haríamos en dicha circunstancia. Muchas veces estas personas llevan una carga tan pesada la cual no quieren soltar. Viven de los recuerdos del pasado y ven su vida como una miserable. En esta situación si la persona no tiene la menor intención de salir de esa miseria emocional no podemos intervenir. Es mejor que ella encuentre su camino hacia la liberación de su negatividad. Aquí quien realmente resulta agotado es la persona que quiere intervenir para “ayudar”. De esta manera nos envolvemos tanto en la situación del afectado que terminamos viviendo la desgracia de otros. 

Otro ejemplo que cabe mencionar es cuando tratamos de vivir los sueños, metas y proyectos de la gente que nos rodea. Esto suele darse en relaciones familiares, matrimoniales, relaciones de amistad y aún en relaciones de trabajo. Muchas veces nos envolvemos tanto en lo que los demás desean lograr que nos olvidamos de nuestros propios sueños. Luchamos para que la otra persona alcance su felicidad, pero no nos preguntamos si esa es la felicidad que nosotros estamos buscando. Podemos llegar a creer que las proyecciones de los demás son las nuestras también. No nos damos cuenta que la vida se nos ha ido soñando los sueños de otros, cumpliendo las metas de ellos, realizando proyectos que no son nuestros y al final de nuestra existencia nos encontraremos con la triste realidad de no haber vivido la vida que teníamos que vivir. 

Un caso colectivo lo fue el holocausto el cual no fue un simple accidente de nuestra historia. De alguna manera tanto la propia Alemania, los países que componen Europa, Estados Unidos y el mundo entero vivió la vida de Hitler. El hecho no es que millones de judíos fueron asesinados sino la vergüenza de que pasara tanto tiempo para que otras naciones tomaran acción contra la atrocidad. Todos ven a un sólo culpable cuando en realidad todos tienen responsabilidad sobre lo ocurrido. De esta manera todos vivieron la vida de Adolf Hitler el gran Führer alemán. 

Por su parte él también vivió la vida de aquellos que inspiraron su odio racial hacia los judíos que él entendía no componían la raza superior. Se inspiró en Theodore Fritsch quien adoptó la lucha contra los judíos para salvar la clase media alemana de la nueva ola de industrialismo y capitalismo que él identificaba típicamente con los judíos. Fue este antisemitismo socio-económico el cual pasó a ser el odio racial y el cual Hitler asimiló. Este consideraba que su tarea más importante, su literalmente sagrada misión era evitar el peligro del judío destructor de culturas. Utilizaba un discurso religioso: “Al defenderme contra el judío, estoy luchando por la obra del Señor”. De esta manera pensaba que estaba haciendo lo correcto, protegiendo a su nación. 

Dietrick Eckart afirma que Martin Lutero fue un modelo para Hitler. Las expresiones de Lutero plasmadas en su obra en el año 1543, lo que fue el primer tratado moderno antisemita, llegó muy profundo al pueblo alemán lo que Hitler utilizó de una manera racista. 

Lutero establecía que se debían quemar todas las sinagoga judías, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a sus rabinos, aplastar y destruir sus casas, incautarse de sus propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos “gusanos venenosos” a realizar trabajos forzados o expulsarlos para siempre. “Yo les arrancaría la lengua de la garganta”. “Los judíos en una palabra no deben ser tolerados”. “…porque no hay gente sobre la tierra que sea, haya sido o será mas avara que ellos, como pueden ser vistos en su maldita usura.” 

No es de extrañar que durante el juicio de Nuremberg los nazis alemanes acusados por crímenes de guerra justificaron el asesinato de 6 millones de judíos usando el libro de Lutero “Sobre los judíos y sus mentiras”. En el Tribunal alegaron en su defensa que no habían hecho otra cosa que ejecutar lo que Martín Lutero había ordenado cuatro siglos antes. Podemos resumir que Hitler vivió la ideología de Lutero, y que por ende todos vivieron la vida y locura de Hitler. 

Definitivamente no podemos vivir otra vida que no sea la propia. Tenemos que enfocarnos en quiénes somos y lo que queremos hacer. No podemos complacer a todos a la vez, tenemos que saber decir Sí o No sin temor a sentirnos rechazados. Los que nos rodean deben cumplir su misión y propósito y al tratar de ayudarlos o guiarlos en sus decisiones lo que hacemos es intervenir en su propia voluntad la cual es sagrada. No demos la ayuda a menos que nos sea solicitada, así permitimos a las personas buscar y encontrar. 

Todos tenemos una historia personal, nuestra interpretación del alma, una melodía que cantar. En la naturaleza existe el balance, todos realizan su papel. La flor no le pide al cielo la lluvia, tampoco le exige al sol que le de su luz. Simplemente cada cual hace lo que tiene que hacer, no es una dependencia tampoco una intromisión, es sabiduría divina. El mar no puede dejar de ser lo que es para convertirse en cielo, El río no puede dejar de fluir para estarse quieto, el viento no puede convertirse en fuego, las mariposas monarcas no pueden detener su viaje al sur en el otoño por mero capricho, sin este viaje no perpetuarían su especie. Es el equilibrio de la vida. Vivamos la vida que se nos ha dado y dejemos que otros vivan la suya.


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27 de julio de 2012

Jesús, su metanoia


Entendemos el proceso evolutivo espiritual como la transformación del ser humano a mayores niveles de conciencia. Es el proceso que llamamos metanoia, que no es concebido como “arrepentimiento”, o pase de una situación negativa a positiva, sino una transformación en la comprensión de la conciencia espiritual humana, de forma que se viva una vida iluminada  guiada por el Creador Divino que está en el interior de nosotros, abandonando las formas egocéntricas e individualistas de vivir y comprender la vida, así como nuestro afán de comprender el propósito en ella.

Para comprender la transformación, lo que llamamos la metanoia de Jesús no se requiere de enormes dosis de fe sino comprender su humanidad la cual testifica la revelación del Creador Divino. Ese hecho es más que suficiente para comprender  su amor por nosotros. En las escrituras el aspecto divino de Jesús cobra más protagonismo que su aspecto humano a pesar que fue en su naturaleza humana la que verdaderamente sufrió esa transformación, su metanoia. La naturaleza divina era una parte inherente a El por lo cual no existía necesidad de transformación alguna.

La parte teológica sobre los relatos de su vida no le hacen justicia al ser humano interpretado por Jesús. Su sacrificio por la humanidad constituye una de las experiencias más traumáticas que un ser humano pueda enfrentar...la crucificción y la muerte.  Su expresión de amor hacia la humanidad que lo condenó fue uno de los actos más sublimes que un ser humano puede experimentar. Sin duda alguna su vida entre nosotros nos permitió conocer la bondad, el amor y la grandeza del Creador. A través de Jesús el Creador presenta su mensaje de vida eterna, el mensaje sobre su reino… palabras esperanzadoras para el mundo, para el ser humano, que mantienen una promesa, que no caducan, que mantienen su vigencia hoy día a pesar de la antiguedad de las mismas.

¿Podemos desde el aspecto humano revelar nuestro aspecto divino como lo hizo Jesús?

Lo grandioso de esos gestos de sacrificio, entrega y amor presentados por Jesús fueron expresados por el amor de su Padre hacia nosotros, por la aceptación de su misión, propósito y la unicidad con lo divino.  En este contexto no podemos conocer a Jesús desde un punto histórico, teológico o divino exclusive. Debemos conocerle en todos los aspectos de su humanidad-divinidad, haciendo una contraparte de los sacerdotes, escribas e historiadores que se han mantenido con un solo lado del perfil de la historia de Jesús, la divina, como si revelar la esencia de la humanidad de Jesús restara méritos a su grandeza. Sin embargo, es en la humanidad de Jesús que la revelación del Creador encuentra su máxima expresión, demostrando lo capaces que podemos ser desde el aspecto humano. Revelar nuestro aspecto divino como lo hizo Jesús significa dejar que fluyera esa fuente divina en su alma, espíritu y cuerpo para sentir la unidad con su Creador. Las expresiones de Jesús explican que su Padre y El son lo mismo, son Uno. El que lo ve a El o cree en El, ve y cree en su Padre, repitió Jesús en las escrituras. Estas son algunas entre otras frases reveladoras que han sido mitigadas en las escrituras.

Los evangelios no realizan una transcripción  precisa de los hechos, dejando mucho por explorar más allá de su papel de cordero y salvador. Los primeros años de Jesús, aún los que de ellos “no” sabemos o “no” se nos dice nada en las escrituras, encarnan a un hombre con una profunda metanoia en su vida. Esta visión que exploraremos es la vida de Jesús que nos lleva hacia el camino de liberación que El mismo caminó, que El nos trazó, pero como humanidad no hemos entendido aún o no deseamos comprender como le sucedió a los fariseos religiosos de las escrituras.

En los tiempos de Jesús existían los múltiples ritos, los distintos dioses, los innumerables dogmas, los centenares de mandamientos, la barbarie, las luchas, guerras, entre otras situaciones que aquejaban a la humanidad…un mundo en caos. Este fue el mundo en el que Jesús nació, creció y murió. Jesús vino a salvarnos, pero me parece que él vino a hacer mucho más… Jesús vino a enseñarnos cómo hacerlo, enseñando el camino y la verdad para lograrlo. En Jesús el mundo encuentra la esperanza..., ningún hombre había tomado tal postura ante la vida, ante la cultura, ante la religión como El lo hizo. Conquistó a miles sin armas, venció la muerte…el temor más arraigado en la raza humana.

¿Por qué lo hizo?
Las escrituras brindan esa respuesta. La pregunta a hacer es; ¿Cómo lo hizo? Jesús un judío piadoso de origen humilde procedente de Galilea. Pasó casi toda su vida dedicado a trabajos manuales, sin hacer nada aparentemente, nada extraordinario durante 30 años de su vida, de pronto sufre una transformación espiritual que lo lleva a abandonar su forma de vida, su familia, su actividad común, su trabajo, su rol social, para convertirse en un predicador ambulante, en un hombre extraordinario lleno del Espíritu. ¿Qué le impulsa a proponer una transformación radical de la sociedad, a enfrentarse con el poder religioso y civil hasta el punto de perder la vida en ese intento?

Esa es la metanoia de Jesús, la cual no empezó con el bautismo hecho por Juan, fue mucho antes en su vida…

Jesús pudo observar de cerca como vivía la gente, el hambre, la penuria, la enfermedad y la miseria del pueblo. Miró de frente las condiciones de los pobres y marginados, las injusticias a las viudas y los huérfanos, además de la opresión en la que vivían. Identificó la falta de igualdad de los opresores que poseían las riquezas… los herodianos y los sacerdotes nadaban en la opulencia e imponían yugos, dogmas, mandamientos y ritos con la excusa de la Ley, que ellos mismos no soportaban o cumplían.

Jesús sintió el sufrimiento y angustia de la gente en su carne mucho antes de ser crucificado. Comenzó a ayudar a la gente, sanando a los enfermos, y resucitando a los muertos. Dentro de El se alimentaba la esperanza que todos entendieran la relación de unos con otros y su importancia, aspiraba a que todos lograran una transformación de la forma de actuar entre las personas. El pensaba que era necesario que cambiáramos radicalmente de actitud e insistía que necesitábamos cambiar nuestro egoísmo y nuestra forma cerrada de vernos a nosotros y a nuestros semejantes. Estaba radicalmente en contra de la injusticia, de la opresión, de la hipocresía y de los ritos vacíos, pero parecía comprender la naturaleza humana de forma diferente. Entendió por que su misión iba dirigida a compartir la vida de los pobres, a rescatar la dignidad de estos en medio de tanta pobreza e injusticia. A partir de ese momento no existió una separación entre su persona y los que sufrían. Jesús descubrió su misión en el silencio y en la oscuridad de los problemas de la vida, desde su aspecto humano, con el mismo esfuerzo y la misma incertidumbre que afrontamos todos. Su punto de partida, que se convirtió en el centro de su mensaje, es sentir la proximidad de lo divino, hasta identificarse con El Padre, en una experiencia de unidad. Todo su mensaje fue a partir de ese momento el resultado de un dialogo íntimo en su interior. Encontró su humanidad y mostró su divinidad.

No era necesario, ni conveniente, alejarse de la forma de vida de la gente, no había que rechazar lo que la vida ofrecía, era posible sonreír con las cosas y disfrutar de ellas. El espíritu que escuchaba en su interior le llevaba a decir que todo era bueno, y que todo era santo y estaba lleno del espíritu divino. Pero había que vivir libre, no sometido al error de la separación. Era una condición radical de la voz que escuchaba, debía soltar todas las amarras con la vida para estar disponible a la acción de liberación que debía ser hecha. Por ello su vida se enfocaba como un mensaje de pobreza y riqueza al mismo tiempo. Pobreza aparente pues no poseía nada y riqueza porque al ser parte de todo, todo era suyo al mismo tiempo.

Lo más triste de una persona pobre es que sólo tiene mucho dinero…

Jesús aprendió que no debía esperar ver resueltas milagrosamente todas las necesidades. Aprendió a pasar penalidades y sentirse abandonado a pesar del espíritu que lo llenaba. Esta experiencia puede ser contradictoria, y añadía en muchos momentos de su silencio una oscuridad que al principio no comprendía, pero pronto percibió que la vida humana ha de ser independiente. Aprendió que el Dios Creador al que empezaba a llamar Padre intimo, y que percibía desde dentro, le dejaba solo y libre en las tareas humanas, no le daba de comer como incluso hizo con el pueblo en el desierto, ni de beber, ni resolvía las necesidades de cada día, sino que eso había de ser la tarea de los hombres actuando en función del espíritu interior.

Otra fase de su aprendizaje en soledad fue la comprensión de la clave de su vida. Esta suponía la aceptación no solo del desequilibrio inherente de toda la existencia, lo que producía la tensión dramática de la vida, sino la propia naturaleza especial de los que deciden seguir los designios del espíritu. Al proclamar la buena nueva de la renovación de las relaciones humanas y de las relaciones de los hombres con Dios dentro y fuera de ellos mismos, suponía una denuncia de las condiciones injustas de opresión que ejercían los poderosos, tanto religiosos como políticos. Por ello significaba un camino de sufrimiento y entrega, un camino de denuncia y riesgo, que implicaba ser perseguido, no aceptado y poner en riego su propia existencia humana. El lo expresaría después cuando dijera: “bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía…”. El mismo sintió en el silencio el peso de su mensaje y la consecuencia dolorosa del mismo. Ahí encontró su fragilidad. Ahí encontró su espíritu de entrega y sacrificio.

También comprendió como el nuevo mundo que se le abría, era un mundo en que había que pasar por la renuncia al poder y el control sobre otros. Vio su misión profética como una misión de servicio, de cambio radical de la forma de relacionarse unos con otros, sobre condiciones de igualdad, de donación y de justicia, por ello concretó su rechazo a la imposición violenta al mundo, y su proclama de una actitud de servicio al lado de los que más lo necesitaban.

El corazón de Jesús se llenó de alegría al percibir la presencia del espíritu divino en todas las cosas. Sintió radiante como se manifestaba en cada momento, en cada gesto pequeño, en cada cosa, en cada animal, planta o humano que le rodeaba. Eso le permitió ver directamente cuál era el origen de la transformación, una intervención decisiva, permanente, ver lo divino en cada momento en el interior de todo. Bailaba y cantaba con los pájaros de la orilla del Jordán, con los pequeños animales del desierto, con las nubes y las arenas interminables. Su vida se volvió un poema de amor que supo podía transmitir como un grito de esperanza.

El consideraba necesario un cambio del corazón, como El lo experimentó en sí mismo; pero este cambio era ya accesible a todos, y estaba ya actuando, estaba presente aquí y ahora. No era algo del futuro, no era algo del fin de los tiempos. Este cambio era el que habría de crear el nuevo tiempo. Con él terminaría el sufrimiento. Con él se resolverían las penalidades. A través de él el espíritu divino se manifestaría desde cada persona, desde cada grupo, y esto cambiaria las condiciones de la sociedad creando un mundo diferente. No había pues que alejarse de la vida, sino ir a la fuente de la vida y celebrarla, transformarla desde dentro. Esto es lo que aprendió y realizó Jesús en el silencio.

Jesús fue el Mesías que comprendió y nos mostró el rostro de Dios, lo divino que existe en el interior de nosotros mismos de una manera humilde, de entrega y aceptación de las esperiencias que suponen los caminos humanos. A pesar de la vulnerabilidad y la incertidumbre de la humanidad, la vida es un proceso evolutivo, necesario para nuestro crecimiento espiritual. Su nivel de conciencia, de conocimiento le permitió entender que su Padre y El son Uno y que todos a pesar de nuestras múltiples diferencias somos parte de El, por ende de su Padre, El Creador. Jesús lo dijo una y otra vez: si me ven a mí ven al Padre. De la forma como actuaba, expresó de la mejor manera las cualidades del Espíritu Divino que predicaba y al que llamo Padre, y que situó dentro de cada uno de nosotros.

La unidad intrínseca de todo lo que existe, de su verdadera naturaleza divina, espiritual nos permite conocer que el Creador no existe fuera de nada de lo creado. No es separado de lo que existe, sino que está entramado en la propia evolución de las cosas, siendo la sustancia misma del Universo. El Pleroma es la expresión completa de lo divino en lo existente, ese es el ejemplo de Jesús, de nosotros mismos, ¡somos el pleroma!, la expresión de esa creación. No puedo concebir un Dios Creador externo y separado de su creación, de la naturaleza que lo rodea, de los humanos que se relacionan entre sí con la sustancia y fuente divina en una historia de amor y odio, justicia y pena, perdón o castigo.

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