Esta es una de las reflexiones difíciles de explicar… hemos sido programados desde que llegamos a este mundo sobre el concepto del mal y del bien, lo que nos ha llevado a definir nuestras opiniones, ideas y conceptos casi siempre basado en la opinión o lo pensado por otros, lo que muchas veces hemos aceptado como cierto. Actualmente vivimos aceptando todo lo que los representantes del gobierno, las religiones entre otras entidades nos plantean como sus conceptos de vida, orden, democracia, el bien y el mal, entre otros términos.
Por el poco tiempo de análisis que el ajetreado y autómata mundo de hoy día nos deja, terminamos creyendo lo que otros han pensado o decidido por nosotros. Es la manera más fácil de encarar nuestra realidad… no analizar, no profundizar, no re-pensar lo aprendido, que otro se encargue y asuma esa responsabilidad. Desgraciadamente esa dejadez de nuestra parte permite el concepto de oferta y demanda…es lo más conveniente para las entidades que desean que nos mantengamos alejados de muchas de nuestras más esenciales verdades. Mientras nosotros otorguemos el poder para que otros piensen por nosotros poco se podrá hacer. A través de la historia de la humanidad podemos encontrar seres que se negaron a aceptar que los demás pensaran por ellos.
Un buen ejemplo de una persona que se detuvo a re-pensar en lo aprendido fue Galileo, el astrónomo, físico y matemático italiano, que al descubrir que la Tierra giraba alrededor del Sol y no como se pensaba que era el Sol el cual giraba alrededor de la Tierra, éste se expuso por expresar su verdad a ser quemado en la hoguera, fue por un tiempo enemigo de la Iglesia por sus ideas y creencias. Por otro lado, Cristóbal Colón, el navegante y almirante, fue tildado de loco por exponer que la Tierra era redonda y no plana como se pensaba. Otro ejemplo fue Giordano Bruno, el religioso y filósofo, que fue quemado en la hoguera por su tesis panteísta que relacionaba a Dios con toda la unidad infinita. Jesús, el Hijo de Dios, la figura central del cristianismo, planteó a los religiosos de su época la nueva verdad…fue crucificado. La historia esta llena de ejemplos de hombres y mujeres que re-pensaron lo pensado y encontraron nuevas verdades por darse el tiempo de analizar, meditar con ello las consecuencias por expresar su verdad muchas veces exponiéndose a la burla y hasta la muerte.
Así, que decir que el mal no existe es como predisponerme al castigo de la hoguera o a la burla de mis planteamientos, aún así quiero utilizar el libre albedrío otorgado por mi Creador para plantear mis pensamientos y no repetir los de otros. Cosa y eventos de ausencia de amor suceden todos los días en los tiempos en que vivimos actualmente eso nos debe quedar claro.
Se nos ha enseñado a muchos que Dios fue el creador de todo lo que existe, como traté de demostrar en la serie de reflexiones “Lo que Dios no creó I, II y III”, no todo fue creado por El, nosotros los seres humanos hemos creados un sinnúmeros de conductas que nada tienen que ver con lo que Dios creó para usted y para mí…conductas que nos mantienen ausente de algunas realidades o verdades.
Si nos basamos en el concepto que Dios creó todo lo que existe, podríamos decir que Dios hizo el mal. Si vamos un poco más lejos y establecemos que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos y nosotros fuimos creados por Dios, podríamos decir que Dios es malo.
Epicuro, el filósofo griego, en su célebre argumento dice: “Si Dios quiere suprimir el mal y no puede, es impotente; si puede pero no quiere, es envidioso; si no quiere ni puede, es envidioso e impotente; si quiere y puede, entonces, ¿Por qué no lo hace?
Un poco complejo, pero la contestación a este pensamiento es sencillo, Dios no creó el mal, no es su responsabilidad… Primero vemos como Jesús fue tentado, el resistió, pero sobre todo, lo ignoró, como sino existiera... insisto el mal no existe.
Vamos a basarnos en el fundamento de nuestra creación, el amor. Dios nos creó bajo ese concepto. En los relatos iniciales en las escrituras se nos informa que Dios nos creó a imagen y semejanza… entonces si Dios es todo amor no debía haber maldad en nosotros…de hecho la maldad la adquirimos en nuestro medio ambiente y se volvió parte de nuestra realidad de vida al no tener o conocer otra opción, adaptarnos al sistema fue la solución de muchos, enfrentarse a la aparente maldad hoy día no es difícil acostumbrarse por ser lo que más abunda en estos días.
Aunque las escrituras nos relata la falta de obediencia de Adán y Eva con la representación del mal a través de la serpiente, aún insisto que el mal no existe… lo voy a tratar de explicar en una anécdota que sucedió en Alemania entre un profesor y un estudiante llamado Albert Einstein, el científico más importante del siglo XX.
Comencemos con lo que decimos o describimos como el frío. Este se presenta en total ausencia de calor, me explico, según las leyes de la física, lo que consideramos frío, en verdad es la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es viable para su estudio cuando posee o transmite energía; el calor es lo que hace que el cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total de calor; todos los cuerpos quedan inertes, incapaces de reaccionar, al no tener calor. Nosotros creamos esa definición de frío para decir o describir de que manera nos sentimos cuando no tenemos calor. En otras palabras, podríamos decir no hay calor para decir o describir que hace o se tiene frío.
Caso similar sucede cuando decimos o describimos oscuridad, lo que llamamos oscuridad en realidad es la ausencia de luz. La luz puede estar sujeta al estudio, la oscuridad no. A través de un prisma se puede descomponer la luz blanca en sus varios colores, con sus diferentes longitudes de ondas. ¡La oscuridad, no! ¿Cómo se puede saber que tan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio. La oscuridad es una definición utilizada por el hombre para describir qué ocurre cuando hay ausencia de luz.
Igual sucede cuando decimos o describimos sequía, lo que llamamos sequía en realidad es la ausencia de agua, que también le llamamos lluvia.
El mal no existe, o por lo menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien…de igual forma que en los ejemplos anteriores, el mal es una definición que el hombre otorga para describir la ausencia de Dios y amor en el corazón del hombre. Dios no creó el mal. Es igual a lo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz, con la sequía cuando no hay agua y con el mal cuando no hay de amor, son definiciones que hemos dado para decir o describir la ausencia del concepto principal.
El calor que proviene del concepto principal, el Sol creado por Dios, La luz que proviene del concepto principal, La Luna creada por Dios que brilla en la oscuridad, El agua que proviene del concepto principal, la atmosfera y las nubes creados por Dios, El amor que proviene del concepto principal, humanos…sus hijos, creados por Dios. Hemos definido las cosas o los conceptos que no provienen de su concepto principal creando una contra parte en dualidad a lo creado…creando reflejos mal aprendidos.
Un buen ejemplo del uso del concepto del bien y del mal que rige nuestras vidas se lo brinda Hollywood en sus películas, están los buenos y los malos, un concepto que vende millones de dólares al año a través de películas, actores, libretistas, etc. Los noticieros, son otro ejemplo, las malas noticias o los eventos de asesinatos, masacres, drogas son los destacados en primera plana, porque venden anuncios. El cine y la televisión generan dinero, empleos…pero también generan violencia…y ausencia de amor. Al estar tanto tiempo expuesto a los medios de comunicación, a la morbosidad, terminamos creyendo que eso que se nos plantea a través de otros, es lo normal, aunque en nuestro interior puede que el espíritu nos avisa, puede que la impotencia se apodere de nosotros.
Poco a poco y sin darnos cuenta le damos acceso a nuestras vidas del concepto del mal y el bien según se ha establecido. ¿Pero quién lo estableció? ¿Quién creó ese imperio del cine y la televisión? Nosotros. Nos ha interesado más saber a quién asesinaron, cuánta droga pasa por la frontera…nosotros, con nuestra sintonía mantenemos esos imperios que resaltan la ausencia de amor en algunos de los seres humanos. Nos ha interesado resaltar, escuchar y auspiciar la falta de amor que la abundancia de amor… No nos interesa escuchar o saber del amor de un joven cuando ayuda al prójimo, cuando un científico trabaja arduas horas para encontrar la cura de las enfermedades que afectan a muchos, cuando le sonreímos y ayudamos a los más necesitados…esas noticias de amor no venden anuncios para los noticiarios, la abundancia de amor no vende las taquillas de las películas…
Para que el mal exista tiene que estar la totalidad de la humanidad de acuerdo para reconocerlo, pero mientras algunas personas se mantengan firme en cambiar lo aprendido en re-pensar, en apoyar, auspiciar, reconocer el amor, exponiendo a los demás a que descubran ese amor… sólo así entenderán que el mal no existe, que lo hemos creado como una alternativa del concepto original del amor, como una excusa para decir, describir, explicar o hasta justificar que no tenemos el amor de Dios en nuestro corazón. Ese amor está en el corazón desde nuestra creación, fue puesto por Dios ahí, nuestro reto es descubrirlo y exponer a otros a él, de esa forma podremos eliminar la ilusión de que el mal existe...resistamos, ignorémoslo como lo hizo Jesús..., recuerde que sólo existe la ausencia del amor.
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