En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.
-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa!- decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.
-Estoy segura de poderte ganar una carrera- le dijo
-¿A mí?- preguntó asombrada la liebre.
-Pues sí, a ti, Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera-.
La liebre muy divertida aceptó.
Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo comenzó la carrera entre grandes aplausos.
Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga. Pensaba que le sobraba el tiempo para ganarle a tan lenta criatura.
Luego empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero sin parar...
Enseguida, la liebre se adelantó bastante. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.
Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y emprendió luego su veloz marcha.
Hizo esto varias veces, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió su camino sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida.
Mientras tanto, pasito a pasito, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre despertó, corrió con todas sus fuerzas, pero, ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
La tortuga representa a la persona juiciosa, aquella que es constante.
No se deja dominar por la presión
ni mucho menos por la prisa que quieren imponerles los demás.
Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También que el exceso de confianza puede hacernos no alcanzar nuestros objetivos.
En esta fábula la liebre tenía un gran problema, se sentía tan segura de su ligereza y velocidad que pensaba que estas cualidades eran lo único que en definitiva le aseguraría el éxito. Ella representa a toda aquella persona que piensa que hay que correr en la vida para poder lograr lo que se proponen. Piensan y actúan a la ligera y los domina la impulsividad. Utilizan la arrogancia como medio para burlarse de todo aquel que no tenga el ritmo y la velocidad que ellos tienen. Se confían demasiado en sus propias fuerzas y se pasan la vida alardeándose por sus méritos. Son personas que hablan mucho de lo que son y lo que pueden hacer, pero al final se convierten en presos de sus propios argumentos. No toleran al que ellos consideran como “los lentos” , les resulta imposible tenerlos a su alrededor y cuando no tienen otra alternativa, ya sea porque comparten el mismo trabajo, son compañeros en el colegio o son sus familiares, entonces utilizarán la burla y la crítica contra estos que ellos llaman los lentos, las tortugas.
La tortuga representa a la persona juiciosa, aquella que es constante. No se deja dominar por la presión ni mucho menos por la prisa que quieren imponerles los demás. Escucha la crítica, mas no la hace suya. Mantiene un paso calmado pero seguro porque sabe que cada paso tiene que ser preciso y ejecutado con cuidado. No habla mucho de quién es ni lo que hace y no trata de llamar la atención de los demás. Interiormente establece sus metas y las ejecuta calmadamente. Carece de la impulsividad porque sabe que eso los puede llevar a cometer grandes errores. Su filosofía se resume en esto: A paso lento, pero seguro.
La vida es un perfecto balance en todos los aspectos. Los que son liebres quizás sigan siendo liebres y los que son tortugas continuarán siendo tortugas. Las liebres necesitan a las tortugas para darse cuenta de que la vida no es una carrera, ni de quién llegara primero. Las tortugas necesitan a las liebres porque cada crítica y burla que reciban las hará mas fuertes.
Dato: La liebre puede vivir entre 7 a 9 años, alargando su vida hasta los 12 años en cautividad, Mientras que el tiempo de vida de una tortuga terrestre puede llegar a los 150 años.