De las últimas noticias que quisiera ver o leer en los medios noticiosos sería que en nuestro planeta existen seres humanos que mueren por hambruna. Me cuesta ver la ironía que existe cuando la primera dama de los Estados Unidos realizaba un llamado a reducir la obesidad infantil en este país mientras que niños en Somalia no tienen qué comer. Significa que la población en general de los Estados Unidos realiza consumo excesivo de comida entre algunas de las causa principales para la obesidad, Sí, suena incómodo decir que estamos comiendo de más, pero es una realidad. No creamos conciencia que a miles de millas de distancias personas no tienen eso que a ti te sobra. Esto sin mencionar las estadísticas; más de 58 millones de estadounidenses tienen sobrepeso y más de 3 millones sufren de obesidad mórbida. Mientras que en Africa los niños mueren por falta de alimento, en nuestra nación nuestros niños mueren a consecuencia que trae consigo el comer desmedidamente.
Hay cerca de 925 millones de personas con hambre y según datos de la ONU en el año 2010 once millones de persona que viven en la zona llamada Cuerno de Africa necesitan alimentos. Entre los países están Kenia, Etiopía, Somalia y Yibuti. Entre el 1769 y 1770 se registró la peor de las hambrunas de la historia en la India Colonia la cual registró 10 millones de personas fallecidas. Este año La ONU estableció que el Este de Africa enfrenta la peor sequía de los últimos años. En Somalia enfrenta los índices más altos del mundo en la malnutrición y en las zonas de Bakool y Baja Shabelle se han registrado más de 6 muertes al día por cada 10 mil habitantes, entre ellos niños menores de cinco años. La ONU ha solicitado 300 millones de dólares para poder lidiar con el asunto inmediatamente y ya Estados Unidos ha donado 459 millones al país africano este año pero se espera más porque no es suficiente ya que la necesidad sigue en aumento. Por otro lado, y para intensificar el problema existe el terrorismo del grupo islámico radical Al Shabab los cuales dificultan el proceso para que llegue la ayuda.
El contraste es muy marcado, triste y desolador pero mayor es la frustración de los que quieren hacer el cambio en nuestro mundo primitivo, las muchas organizaciones tratando de aportar lo mejor para tratar de salvar vidas en estas crisis mundiales. El punto es que hasta que no exista una conciencia colectiva sobre este y otros problemas globales no podrán verse resultados. Insistimos en vernos como seres separados, nuestra creencia es que la vida es una lucha constante, que debemos protegernos entre naciones con armas nucleares convirtiendo nuestra experiencia en la tierra como una llena de temor. Es este mismo temor el que las religiones infunden en las personas, si no haces cosas buenas te vas al infierno, degradan al ser haciéndole sentir indigno y miserable, peor aún llegan a un punto donde desprecian esta vida cuando es ella la que te permite evolucionar a través de tus experiencias. Concluyen que el mundo está cada vez peor, que esto no va a mejorar, y mientras ese sea nuestro pensamiento ¿Cómo podremos cambiar nuestra conciencia?
¿Por qué no podemos lograr el cambio en nosotros mismos para que nuestra realidad sea otra posibilidad? Que grande sería ser justo, buena persona, ser compasivo con los que pasan necesidad y adorar al Creador no porque temas irte al infierno, a la condenación eterna, al juicio final, sino porque eres un ser lleno de amor, sin rencores, sin resentimientos hacia la humanidad, te consideras parte del todo y no puedes hacer otra cosa que amar al Creador y a todos tus semejantes. Logrando esta conciencia, la ayuda humanitaria sería mayor, Nuestros hermanos africanos no carecerían del alimento porque habría para todos los humanos, todos compartirían lo que la madre tierra nos regala no importa si los seres humanos quieren ser justos o injustos porque la lluvia cae para todos y el sol alumbra todos los días. Sólo así nuestra mundo cambiaría su status de perfil a uno que diga La tierra Mi Mundo Evolucionado.