Sigmund Freud, considerado el padre del
psicoanálisis dedicó parte de su vida al estudio de la mente humana. En el año
1923 presentó su trabajo basado en un modelo de tres partes de la mente. Fue un
modelo teórico que utilizó para explicar cómo funcionaba la mente mostrando por
primera vez al mundo el término ‘ego y la conciencia’ Freud trabajó la mayor
parte de su vida tratando de explicar los problemas que surgían de ese ego
recién descubierto. A pesar de ser un gran analista y ser tan prestigioso en la
materia, ni él mismo con todo su conocimiento pudo curarse de sus propias
dolencias mentales, probablemente su propio ego se lo impidió. Finalmente
después de haber dedicado su vida al psicoanálisis concluyó que el hombre no
tiene cura, para él todos padecemos de algún grado de neurosis y por lo tanto
no podremos alcanzar la felicidad nunca.
No profundizó nunca en la grandeza del
alma y a la edad de 70 años se le preguntó si aspiraba a la inmortalidad,
contestó lo siguiente: ‘Cuando uno percibe el egoísmo que subyace a toda
conducta humana, no siente el menor deseo de renacer. La vida, aún moviéndose
en círculo seguiría siendo la misma”. Freud no tenía esperanza en la humanidad,
no veía la perfección en todo un mecanismo imperfecto. En la historia será
recordado por una de sus mayores contribuciones, lograr que la humanidad tomara
conciencia de la falsedad de la personalidad, esa voz que llamamos ego.
¿Qué es el ego?
El ego es la voz interior que no es la “verdadera”. Es la contraposición a tu ser, a tu alma.
¿Cuándo surge? Al nacer vienes al mundo en pureza, sólo basta con mirar a un
niño. A medida que vas creciendo tus padres, la escuela, la religión, el
sistema político de tu país te van enseñando quién debes ser y lo que debes hacer.
La familia te puede dar lo mejor pero también lo peor de ellos. El sistema
educativo te inundará con tanto falso conocimiento que terminarás creyéndolo.
Te enseña a leer, pero tienes que avanzar porque si no lo haces te quedarás
rezagado es un sistema regido por la competencia. Por otro lado, la política logrará que te etiquetes en
alguna ideología: demócrata, republicano, socialista, comunista, liberal o
conservador, cualquiera de los sistemas de gobierno en tu país. Pero la
religión te hará el peor de los daños porque dependiendo el seno de la familia
que provengas se te impondrá sin preguntarte el cristianismo, budismo,
islám, hinduismo o taoísmo entre
miles de sectas existentes. Todos ellos contribuirán a formar tu falso ser. El
señor Ego.
¿Dónde y Cómo trabaja el Ego?
En la mente. Esta última está creando
continuamente pensamientos que vienen y van. Son de todo tipo y no tienen
límites en el tiempo ni de frecuencia. Te bombardea con pensamientos de tu
pasado, buenos o malos, del presente en el cual vives con los dilemas diarios y
del futuro que te hace soñar con lo que no tienes y con preocupaciones o con
posibles problemas que aún no han llegado. La mente tiene una voz muy fuerte
que siempre te está acompañando. Es una voz tan poderosa que aún en tu muerte
estará presente contando el último suspiro. Esa voz te crea dudas respecto a
todo lo que se te presenta en la vida y es la que te hace disfrutar los aires
de grandeza y superioridad. Logra que te motive el reconocimiento, aunque te
hace negar lo contrario. Quiere que analices cuanto pensamiento se te atraviesa
y mientras más te resistas mayor será su persistencia. Cuando tratas de
engañarte al declarar que eres inmunes a su encanto, es en realidad cuando el
ego está hablando. No es tu voz verdadera, simplemente es la otra voz.
Para el ego la competencia es vital, te
dice que tienes que luchar, tienes que llegar muy lejos porque así tendrás
éxito. Llévate a quien sea por delante con tal de alcanzar lo que deseas en la
vida. En su debido momento te hará experimentar la culpa porque eso te creará
una baja autoestima. Tu falsa voz desea que cuestiones todo, te dice es bueno
ser analítico porque todo tiene que tener sentido. No acepta la opinión
distinta y puede ofenderse si se siente atacado. El ego te hace mostrar la cara
de la hipocresía porque con esta puede ocultarse. Finalmente te dejará tirado en una esquina depresivo,
infeliz y acomplejado. Te has compenetrado y estás tan identificado con ese
falso yo que puede controlarte, puede tomar tus decisiones y más aún puede
actuar por ti. Al final del camino te llegas a preguntar la razón de tus
supuestas desdichas, pero sólo existe un culpable… tú lo permitiste. Le otorgas
poder para que te haga vivir observando las leyes y los reglamentos, todo en el
mundo son normas. Sólo así te hace juzgar y decidir qué es bueno y qué es malo.
Son esas leyes el instrumento para que
salves o condenes a una persona. Te haces víctima de su adicción porque no
tiene límites, te hace clasificar todo, cuestionar y te hace pensar que sólo tú
posees la verdad. ¡Cuidado! El ego utiliza su mejor recurso, la espiritualidad.
Con esto te hace estar siempre a la defensiva enjuiciando todo lo que tus ojos
ven y otorgando a los supuestos transgresores todo el peso del castigo. Su concepto
entre la lucha del bien y el mal lo obsesiona. Vive de eso y te inunda con
pensamientos de que existen los buenos y los malos, por tal razón tienes que
ubicarte en uno de los bandos.
¿Con qué te domina el ego?
Utiliza una poderosa arma: el miedo. El ego
te aterroriza haciendo que creas que puedes perderlo todo, aún la vida. El ego
no reconoce que hay vida después de la muerte. Para el ego es importante el
miedo como medio para su supervivencia. Si no tienes suficiente dinero no
puedes conciliar el sueño y con eso te controla la vida entera. Te posee cuando
logra que le tengas miedo a la muerte, a la enfermedad, a la soledad, a ser
rechazado, juzgado, no amado. Te hace estar decepcionado con las personas, la
vida y contigo mismo. Te hace pensar que cada decisión es una nueva, pero te
dice que tengas precaución porque alguien te puede lastimar. Muchas personas
creen que esa voz es la del famoso personaje el “diablo”. Se les oye a menudo
replicar: el “diablo” me puso un pensamiento, el “diablo” me hizo hacer esto o
aquello, pero no es así. Es contradictorio porque entonces tendrían que afirmar
que tienen el diablo dentro todo el tiempo y no quieren decir eso. ¡Imposible!
Sólo lo hacen porque así justifican la condición de su falsa personalidad. En
realidad no reconocen su otro lado, uno carente de luz. Es ese el otro yo, el
cual no quieren aceptar, el lado sin luz de su personalidad humana.
‘Sólo el conocimiento que llega desde
adentro es el verdadero conocimiento’.
Sócrates
¿Cómo me libero del ego?
Dejando hablar a la verdadera voz en
medio del silencio, el verdadero yo.
Al ego le conviene apartarte de tu
conciencia. Te aleja de la realidad verdadera y de lo que eres. Te quiere
atrapar en el mundo de la ilusión, de lo común y corriente porque quiere que sigas
creyendo que la vida sólo es dolor y sufrimiento. La voz del ego te puede
parecer como la más lógica, pero no es la real.
Sin embargo, La voz del alma es aquella que te resulta contradictoria, la que
parece irracional, siempre es incomprensible porque es la voz real, es la voz
de Dios que hay en ti. El poder que le permites tener a la voz falsa es tan
grande que puede simular y opacar la voz verdadera con el deseo de controlarla
y apagarla.
Tu verdadero yo surge cuando te detienes,
ejerces el dominio propio y detienes la invasión de pensamientos del ego. Es la
única manera que la podrás controlar. Es en el silencio y en la quietud de la
mente cuando puedes sumergirte en ella hallando paz y sosiego. A través de la
liberación de todo ese mar de pensamientos es que te deshaces de las culpas,
los miedos, los juicios, los fingimientos y la hipocresía. Logras ver cómo la
vida se une y contemplas la majestuosidad de tu interior.
El ego tratará de impedir esa conexión
con tu ser, a él no le conviene que florezca la voz sensible del alma: el amor,
la sensibilidad, la compasión, la verdad y el conocimiento de Dios. Sin
embargo, puedes decirle a tu ego: Basta, mi ser va a conectarse con lo sublime.
Puedes rechazar cualquier tipo de pensamiento, sólo sigue el silencio buscando
esa unión divina con el Altísimo. Sabrás que para lograrlo tienes que apagarte,
desconectarte de ese enchufe que te tiene encendido todo el tiempo. Necesitas
descansar en la paz, necesitas reposo. Tu alma te está pidiendo a gritos
recargarse, ¡Escúchala! Tu ego te dirá que necesitas estar activo, pensando,
analizando. Te pide que no pares de pensar, pero tienes que hacerlo porque si
no lo haces el ego te atrapará en un círculo vicioso, el que nunca se detiene.
Te dará lo que quieres, pero luego tendrás otra necesidad, otra cosa sin
resolver.
Siempre hay más, más y no acaba. Te dice
cuando tengas eso serás feliz, cuando seas perfecto todos te verán como un
“santo”, te amarán pero no es cierto, es otro engaño más. A pesar de que el ego
es algo que no podrás borrar mientras estés en este cuerpo, sí puedes
controlarlo. Lo único que tienes que hacer es decirle no. NO al juicio, NO a la
hipocresía, NO a todos los prejuicios. Ama, ve y disfruta la vida tan simple
como es, imita la sabia naturaleza que vive en armonía con todo. Ten compasión
y no trates de analizar a los que no son como tú y sobre todo aquel que
consideras tu enemigo, bendícelo no lo maldigas. Sé tu mismo y acéptate tal
como eres, con toda tu perfección y tu imperfección porque al hacerlo aplastas
tu ego. ¡Aquieta tu mente, detenla y purifícala! Deja fluir tu voz genuina,
permite que te ilumine y te conecte con la esencia, el éter, lo verdadero. Tu
luz fluirá, a eso se refería Jesús “Vosotros sois la luz del mundo” Ilumínate y
se lumbrera a los demás, así entenderás que tu alma es todo lo que el ego no es
y que sólo tienes ausencia de luz en tu interior.
En el estado de Carolina del Norte el
Reverendo Charles Worley se manifestó sugiriendo poner a los homosexuales y
lesbianas en campos centrados con vallas eléctricas. Personas como el Reverendo
son los llamados santos que hablan de humildad y modestia, pero cuando los
miras a los ojos no encontrarás un ego tan refinado en ninguna otra persona. Su
ego ha adoptado la vestimenta de la religión o la santidad.
Respuesta a su ego: El amor es contrario
al miedo, la ignorancia y a la decadencia espiritual que existe en aquellos
dominados por su lado oscuro. Todavía la verdadera voz del alma, la voz que
ama, la que provee la sabiduría y la inteligencia hace recordarnos que es el
amor quien todo lo alcanza, todo lo puede y todo lo redime.