Frase o Cita de esta semana:

"Nacer es el comienzo de un viaje que la muerte no detiene, por el contrario, esa transformación, esa liberación le permite al alma liberarse del cuerpo, esto permite seguir el viaje hacía la eternidad donde nos encontraremos con nuestra Divinidad"
Time of Metanoia

17 de noviembre de 2013

¿Tiene usted que defender su Fe?


La intolerancia religiosa es uno de los temas que levanta pasiones entre algunos. Irónicamente algunos religiosos muchas veces fundamentan sus posiciones bajo la ignorancia y el fanatismo, haciéndole cometer acciones que van en deterioro del mensaje. Es un mundo diverso que necesita de la ayuda interreligiosa (mucho más que el separatismo que se fomenta) para ayudar al necesitado. Nos envolvemos en vanas discusiones sobre quién tiene la verdad o quién tiene la forma correcta de vivir o agradar a Dios, mientras tenemos de testigo al pueblo que viendo nuestras discusiones sin sentido se aleja cada vez más de las puertas de las religiones…ese es el precio.  Muchos en ese fervor religioso olvidan que la paciencia es uno de los frutos del Espíritu señalado en las Escrituras, paciencia que debemos usar con el hermano creyente o no creyente. Pero se nos hace más fácil o nos olvidamos muy rápido y tendemos a juzgar o criticar, esto es sinónimo de la imprudencia o falta de sabiduría. Pero en realidad las más frecuentes razones son nuestra necesidad de imponer, controlar, convencer, juzgar, etc. frutos basados en la “carne” /”ego” que nos hace reaccionar a la defensiva, llevándonos por el camino de los fariseos y no el de Jesús, humildad y servicio.

Si decidimos elegir el camino de los fariseos crearemos más división que unión como ha sucedido a lo largo de la historia, perpetuando el error de procedimiento. Peor aún, faltando al ejemplo establecido por Jesús que NO impuso nada, El exhortó, lo que implica que El NO interfirió con el libre albedrío otorgado a cada uno. Dejó claro inclusive a quién le correspondería evaluar y/o juzgar nuestras acciones o estilo de vida. Evidentemente su nombre o el mío no está escrito o mencionado en las Escrituras con estos fines. El fue claro, a nosotros nos toca amar. Recordemos que las evaluaciones de Dios no serán desde el punto físico, sino espiritual, lo que guarda el corazón… la carne no es el objetivo de salvación, es el alma.

Jesús no se defendió de nada ni de nadie...

Realmente nunca he entendido el procedimiento de imposición, el método del miedo y crítica que utilizan algunos contra sus hermanos creyentes. Peor aún con los no creyentes en este punto cuando la opción es actuar como Jesús. Algunos creen que están autorizados y que la palabra los respalda para esas acciones, pero eso nos convierte en militantes, no hacedores de paz. Posiblemente usted está capacitado espiritualmente para poner la otra mejilla, dar la capa, vender sus bienes para darlo a los pobres, amar a su enemigo, ha dado servicio comunitario, ayudando a los necesitados, dando de comer a los hambrientos, etc.  No se sorprenda, no es por obras que usted será evaluado. Pero cuando usted se autoriza el atributo de juzgar, criticar, de molestarse, indignarse, incomodarse con lo que hace o dice el hermano, usted está errado, usted está en una rebelión con lo que cree…con Jesús, con Dios…quizás usted está blasfemando.

Déjeme recordarle, Jesús no se defendió de nada ni de nadie, no hay porqué defender nada...su madurez y evolución espiritual le permitió entender su encomienda, entender a quién representaba. No permitamos que hable el ego, dejemos que el Espíritu obre en nosotros y en los demás. Tenemos que ser tolerantes...¡no todos creen en lo mismo! o ¡igual que usted!

Si Jesús asumió esa postura, 
si Dios permitió TODO, 
¿Por qué no podemos tolerar las diferencias?

Hermanos, Dios prácticamente negoció la salvación de la humanidad al enviar a su hijo, no tan sólo eso, permitió todo lo que le sucedido a Jesús, su hijo amado. El que algún creyente o no creyente le de uso a la palabra en otros términos, que actúe de una manera  que usted entiende no es correcta no debe ser motivos de robarnos la paz o de sentirnos indignados, al contrario es una oportunidad para mantenernos en paz, inmutables y serenos. Es una oportunidad para orar como lo indica el segundo mandamiento (Acuerdo). Recordemos lo que Jesús dijo en la cruz;  “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”...¡Imitémosle! El intercede con amor a pesar que fue humillado, torturado, y estaba siendo crucificado cuando pronunció esas palabras. Si Jesús asumió esa postura, si Dios permitió TODO, ¿Por qué no podemos tolerar las diferencias?

Haga un auto examen de su estado espiritual comparándose con Jesús. Al juzgar las acciones o la manera de expresarse de otros usted pone al descubierto su “ego” usurpando un derecho que no le corresponde a usted. Refleja su ignorancia e inmadurez espiritual, refleja y expone que usted NO confía al que usted le sirve. Usted no cree que EL pueda lograr el cambio que usted desea en otra persona, eso es lo que implica cuando usted actúa. Esto lo convierte en un arrogante, dado que usted está interrumpiendo en el proceso que Dios tiene con esa persona. En otras palabras usted le quiere indicar a Dios como debe hacer su trabajo, sólo porque usted le ofende lo que dice o hace su hermano. ¿Acaso Jesús o Dios se ofendieron? Esto refleja una inmadurez espiritual sin precedentes. Encomendemos a la persona al Creador y El hará el resto, eso es para mí es honrar la Fe, no defender la Fe. Evalúe sus acciones primero, vea la paja de su ojo, posiblemente se está quedando corto en sus propias expectativas al tratar de ser líder sin mucho fundamento, sin sabiduría, humildad, paciencia, amor, etc. No podemos ser pasionales sin sentido porque de eso al fanatismo es un corto camino.

Honremos el sacrificio de Jesús abandonando el ego que nos engaña con el sentido de superioridad, segándonos en la carne, eclipsando el Espíritu. Debemos ser remansos de paz para el afligido, aguas que calmen al sediento, brisa suave que acaricie un rostro sin sonrisa, luz que guíe en el camino y lluvia fresca dejando rocíos. No olvidemos el ejemplo de humildad de Jesús, la paciencia y el amor que EL demostró a todos aún a los que no le seguían.

Como piensan y actúen los demás no deben incomodarle...hay amplitud de conocimiento cuando los seres pueden expresar distintos puntos en el marco interreligioso... Los diálogos con otros creyentes, no creyentes  o de otras filosofías pueden ser de respeto y cuando esto sucede, cada uno se evangeliza, se predica…si la sabiduría y el Espíritu están presentes en los diálogos estos serán unos amenos para todas las partes. Esto nos conduce por el camino de la unión, respeto y ayuda interreligiosa que necesitamos para seguir el camino de amor al prójimo, encontrando el punto donde el amor nos une. A ese amor algunos le llaman Dios, Krishna, Buda, Alá, Mahoma, Energía, Luz, éter, Madre Tierra, Cristo, etc. de una forma diferente pero al fin de cuentas para mí es la misma fuente divina…el amor  es la religión de Jesús y este fue el mayor exponente de Dios cuando lo envío a enseñarlo…

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15 de octubre de 2013

Las creencias sobre Dios


“Hay sólo una verdad, aunque los sabios la llamarán con muchos nombres. Uno”

Año 3016 de nuestra era. Un grupo de científicos decidió realizar un experimento en donde se aisló a un niño del concepto y experiencia de cualquier religión y filosofía en el mundo acerca de Dios. De hecho nunca le mencionaron el concepto Dios. Cuando cumplió la mayoría de edad decidieron presentarle todas y cada una de las distintas religiones que la humanidad practicaba. Así que le proveyeron información y también que pasara un tiempo compartiendo con los diversas organizaciones religiosas,  grupos filosóficos y entidades no creyentes en Dios. Al final del experimento el joven debería escoger a qué grupo pertenecer. Luego de un tiempo considerable el joven rindió un informe a los científicos. A continuación el resultado de la misma.

 Dios es sinónimo de la naturaleza, 
de la ciencia y del conocimiento. 

Señores y Señoras de la comunidad científica:

Luego de haber estudiado, analizado y experimentado con cada grupo he llegado a la siguiente conclusión. Cada religión, filosofía y ciencia trata de definir a Dios. Todas tienen sus diversas creencias y criterios sobre lo que entienden es la verdad. Algunas se asemejan mientras otras se distancian considerablemente de sus diversos puntos, ideas, creencias, dogmas, doctrinas y ritos. Todas las religiones afirman que sólo ellas tienen la palabra de Dios preservada en su libro sagrado. Algunas creen que Dios es masculino, otras que es femenino y otras que es neutro. Todas las religiones y filosofías se sienten completamente seguras de su evidencia, pero se ríen de las evidencias que otras  presentan sobre Dios. Sin embargo esto fue lo que descubrí de cada una de ellas:

Me entusiasma el concepto de Albert Einstein. Dios es sinónimo de la naturaleza, de la ciencia y del conocimiento. Me maravillo con el ateísmo porque considera que el hombre es el fin de sí mismo, el artífice único de su propia historia. Me asombra el teísta porque cree en un ser supremo, fuente y sustento del universo. Me divierte el agnosticismo porque establece que la existencia de Dios y otros seres espirituales no es segura ni imposible. Me gusta la sinceridad de los filósofos existenciales ya que perciben a Dios como una contradicción.  Me río con los filósofos positivistas que entienden que todo lo que se diga de Dios es tontería. Admiro los que practican el fideísmo porque designan la fe como la única salvación.  Admiro la teología natural pues esta se basa en el estudio del conocimiento de Dios, a través de la razón evitando recurrir a procedimientos sobrenaturales.

Me conmueve el budismo porque establece que cada ser humano es precioso e importante. Me inspira el mormonismo porque enseña que tenemos que aprender cómo ser dioses, reyes y sacerdotes igual que todos los dioses lo han hecho antes de nosotros. Respeto el Judaísmo por su fidelidad a su Dios, tradición y costumbres. Me perpleja la entrega en el Islam y sus cinco pilares.

Cada religión, filosofía y ciencia 
trata de definir a Dios.

Me obsesiona el Tantra ya que dice que todo es Dios y acepta todo en la vida como sagrado. Reverencio el hinduismo porque expresa que Dios está en todas las cosas incluyendo el yo. Me reta el Tao porque enseña a alinearse con la verdad, el camino revelado a través de la naturaleza la gran maestra y tener armonía en cada momento.

Honro el cristianismo porque un hombre hizo algo que nadie haría y amo la filosofía de
Spinoza porque se atrevió a manifestar en su época:

“Dios hubiera dicho: Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho, lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. Quiero que trabajes, que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. Mi casa no son esos templo lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.” Spinoza

Comunidad científica, ustedes me piden que elija a una, pues esta es mi contestación elijo a todas y a ninguna porque no importa cuál sea la religión o filosofía, lo único que debemos buscar es lo que nos une y no lo que nos distancia. Todas hacen su búsqueda y al final todos nos encontraremos con el Uno, el Tao, el Buda, la madre, el padre, el Cristo, la luz, la diosa, la energía, el amor, la fuente, el espíritu y aún el que decide no creer con algo maravilloso habrá de encontrarse al final de su vida en la tierra. Al final todo lo mismo es, como las aguas del río.

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3 de octubre de 2013

El león que se creía oveja


Una leona en gestación vagaba por las llanuras, estaba hambrienta, luego de una larga caminata tropieza con una rebaño de ovejas. Débil y con el vientre abultado por su preñez se encontró con la encrucijada de perseguir o no el rebaño de ovejas. El hambre por supuesto dominó su decisión, así que comenzó a correr lo más que pudo hacía  el rebaño. Estas al observar que la leona se acercaba comenzaron a huir, la leona dio un gran salto para atrapar a una de las ovejas, con una oveja entre sus garras la leona se percata que al caer su cachorro león fue expulsado de su vientre, sin muchas fuerzas la leona no pudo retener a la oveja y esta se le escapa. La oveja liberada por la muerte de la leona ve al cachorro león mientras huía, se detuvo a observar el cachorro y en un acto de bondad decidió adoptarlo.

El cachorro león es criado por la oveja, crece y cada día las costumbres de las ovejas están arraigadas en él, come pasto, se agrupa en el rebaño, etc. Un día el cachorro convertido en un majestuoso joven león estaba con el rebaño comiendo pasto, otro león aparece al acecho de las ovejas y vio al joven león que estaba entre ellas. Pensó que tendría que lidiar y batallar con el joven león. Luego de un rato de estudio el león que acecha el rebaño de ovejas decide atacar para comer… comienza a perseguir las ovejas, estas comienzan a huir y también el joven león con ellas. El león atacante ve como el joven león iba a la cabeza del rebaño, lo cual le llenó de sorpresa, pensó que el joven león le enfrentaría.

¿Comprendió que era un león y no una oveja?

El león atacante persigue al rebaño, ya no por las ovejas sino por la curiosidad que siente al ver al joven león huir quien era más joven y más fuerte que él, por lo que no podía comprender el comportamiento del joven león. Finalmente le da alcance y atrapa al joven león que como oveja no puso mucha resistencia. El joven león tapándose los ojos y temeroso le suplica al león que no se lo coma, que es joven, que lo deje vivir. El león quedó aturdido por las súplicas del joven león, este le pide que lo siga, lo conduce hasta el río. El león le pide al joven león que se acerque al agua y que se vea en el reflejo del río…por vez primera el joven león se da cuenta que no es oveja, sino un enorme, poderoso y majestuoso león...sorprendido se mantuvo por largo rato observando su imagen en el agua. Finalmente comprendió que era un león y no una oveja.

Este cuento nos revela lo que a muchos les pasa en la vida, viven siendo lo que no son, o peor aún muchos no desean ni descubrir quiénes son, otros ignoran los que su alma les dice, otros son como el león que viven ajenos o temerosos de su realidad. Jesús vino a despertar su conciencia sobre quién eres realmente, como el atacante león le enseñó al joven león, Jesús le vino a decir que usted no es un simple pecador, vino a decirle que usted es divino, que Dios y usted son Uno como proclama Jesús. “El Padre y Yo somos Uno” no hay nada que usted puedas hacer para que El se aleje de usted puesto que son Uno. En la Biblia cristiana dice: “Yo dije: Vosotros sois dioses, Y todos vosotros hijos del Altísimo”... Salmos 82:6, En otro texto en Juan dice: Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?... Juan 10:34.  Este texto de Juan cita las palabras de Jesús que muchos tratan de ignorarlas, restarles mérito, o peor aún no creerlas y aceptarlas.

Esta verdades le costaron la vida a Jesús a manos de los religiosos que lo acusaron de blasfemia. 

Esta verdad le costó la vida a Jesús a manos de los religiosos que lo acusaron de blasfemia y solicitaron su muerte.  Al que cree en estas palabras de Jesús corre con la misma suerte de ser tildado de loco y blasfemo, dado que algunos hoy día se mantienen predicando la misma mala interpretación de los mismos religiosos de la antigüedad. Sin embargo esos religiosos al igual que en antaño prefieren que usted no creas en su divinidad, en su unión permanente e inquebrantable con Dios. Algunos prefieren manipularte diciéndole que eres un pecador que Dios está lejos de usted, que le va a condenar, que irás al infierno, étc. Aprovechándose de que todavía usted no se ha mirado en el reflejo de su espejo como lo hizo el joven león, para ver la divinidad de su Ser.

El león aceptó su realidad, él no era una oveja, como usted tampoco es una marioneta del sistema, de los gobiernos, de las religiones… Usted no es un simple pecador, en realidad usted, todos nosotros somos Seres Divinos, hechos a imagen y semejanza de Dios, aunque aún no lo sepa… despertemos a esa conciencia que Jesús vino a enseñar y que muchos han malinterpretado y manipulado. 

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12 de septiembre de 2013

¿Por qué me opongo a la guerra de Siria?

Si Martin Luther King Jr. estuviera vivo hoy ofrecería el mismo discurso que dijo un 30 de abril del año 1967 “Por qué me opongo a la guerra en Vietnam” sólo que hoy cambiaría el nombre de la nación a Siria. Al remontarnos en el tiempo, la base que dio lugar a este particular sermón sigue siendo la misma. La nación americana continúa el ciclo una y otra vez en torno a las guerras que ha confrontado. Hoy es un tema controversial al igual que lo fue cuando King se expresó sobre Vietnam. Su conciencia no lo dejaba en paz, y según él no tenía otra opción que expresar su sentir. Hoy podemos todos tomar otras decisiones para modificar y cambiar nuestro futuro para no cometer un grave error. Que la paz y la diplomacia pueda brindar mejores resultados en este asunto de Siria. King siempre supo que no es cuestión de los hechos pasados sin remedio, sino que esos hechos nos pueden servir para la toma de mejores decisiones en el presente. Tenemos que romper con los ciclos y no dirigirnos a la aniquilación de nosotros mismos, sino saber que existen otros futuros posibles entre ellos el que soñaba Martin Luther King Jr. 

A continuación el sermón "Por qué me opongo a la guerra en Vietnam" que ofreciera Martin Luther King Jr. en la Iglesia Bautista Ebenezer en el año 1967.  King es recordado por su notorio discurso "Yo tengo un sueño" pero el tema a continuación caló de igual manera en la conciencia de un pueblo:

El sermón que estoy predicando esta mañana en algún sentido no es el tipo habitual de predicación, pero realmente es un tema importante, puesto que lo que voy a hablar hoy es uno de los temas más controvertidos que enfrenta nuestra nación. El título de lo que voy a compartir es "¿Por qué me opongo a la guerra en Vietnam?." 

Y quiero dejarlo claro desde el principio, veo esta guerra como una guerra injusta, malvada, e inútil. Estoy predicando sobre la guerra en Vietnam, porque mi conciencia no me deja otra opción. Le ha llegado el momento a América de oír la verdad sobre esta trágica guerra, en los conflictos internacionales, la verdad es difícil de encontrar porque la mayoría de las naciones son engañadas acerca sí mismas. La racionalización y la búsqueda incesante de subterfugios son las "cataratas" psicológicas que nos impiden ver nuestros pecados. Pero el día del patriotismo superficial ha pasado. El que vive la vida con falsedad vive en esclavitud espiritual. La libertad sigue siendo todavía el pago que recibimos por conocer la verdad. "Conoceréis la verdad", dice Jesús, "y la verdad os hará libres." He elegido predicar sobre la guerra en Vietnam porque estoy de acuerdo con Dante, que los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos, que en un período de crisis moral, mantienen su neutralidad. Llega un momento en que el silencio se convierte en traición. 

La verdad de estas palabras están lejos de cualquier duda, pero la misión a la que nos llaman es de las más difíciles. Incluso presionados por las exigencias de la verdad interior, los hombres no son proclives de asumir la tarea de oponerse a la política de su gobierno, especialmente en tiempos de guerra. Tampoco el espíritu humano se mueve sin grandes resistencias frente a la apatía del pensamiento conformista dentro de nosotros mismos y en el mundo que nos rodea. Por otra parte, cuando los temas en cuestión son tan desconcertantes, como sucede frecuentemente en el caso de este terrible conflicto, estamos siempre a punto de ser paralizados por la duda. Pero tenemos que seguir adelante. Algunos de los que ya han comenzado a romper el silencio de la noche han descubierto que el llamado a hablar suele ser una vocación de agonía. Pero debemos hablar. Tenemos que hablar con toda la humildad que corresponde a nuestra limitada visión, pero debemos hablar. Y debemos alegrarnos también, pues en toda nuestra historia nunca ha habido desacuerdo tan monumental durante una guerra en el pueblo estadounidense. 

Las encuestas revelan que casi quince millones de estadounidenses se oponen explícitamente a la guerra de Vietnam. Millones adicionales no se atreven a apoyarla. E incluso los millones de personas que apoyan la guerra lo hacen con el corazón partido, a medias, confusamente, y llenos de dudas. Esto revela que millones de personas han optado por ir más allá de la profecía de patriotismo llano, a las tierras altas de la disidencia firme, en base a los mandatos de la conciencia y la lectura de la historia. Ahora, por supuesto, una de las dificultades para hablar hoy en día crece por aquellos que están tratando de equiparar el desacuerdo con la deslealtad. Son días negros en nuestro país cuando las más altas autoridades del país están usando todos los métodos para acallar la disidencia. Pero algo está pasando, y la gente no va a ser silenciada. La verdad debe ser contada, y yo digo que los que están tratando de hacer creer que todo aquel que se opone a la guerra en Vietnam es un tonto o un traidor o un enemigo de nuestros soldados es alguien que ha tomado una posición que se opone a lo mejor de nuestra tradición. 

Sí, debemos ponernos de pie, y debemos hablar. He tratado de romper la traición de mis propios silencios y hablar desde mi corazón en llamas, para exigir radicalmente que se parara la destrucción de Vietnam. Muchas personas me han cuestionado sobre la sabiduría de mi camino. En el centro de sus preocupaciones, está siempre la pregunta: "¿Por qué el Dr. King ha de hablar de la guerra? ¿Por qué unirse a las voces de la disidencia?" La paz y los derechos civiles no se mezclan, dicen. Y por lo que esta mañana, me dirijo a ustedes en este asunto, es porque estoy decidido a llevar el Evangelio hasta sus últimas consecuencias. Vengo esta mañana a mi púlpito para hacer una súplica apasionada a mi amada nación. 

Este sermón no se dirige a Hanoi, o el Frente de Liberación Nacional. No se dirige a China o Rusia. Tampoco es un intento de pasar por alto la ambigüedad de la situación y la necesidad de una solución colectiva a la tragedia de Vietnam. No es tampoco un intento de hacer de Vietnam del Norte o del Frente de Liberación Nacional por dechados de virtud, ni pasar por alto el papel que deben jugar en una resolución plausible del problema. Esta mañana, sin embargo, no me gustaría hablar con Hanoi y o el Frente de Liberación Nacional, sino más bien a mis conciudadanos, aquellos que tienen la mayor responsabilidad, y entraron en un conflicto que ha costado un alto precio en ambos continentes. 

Ahora bien, soy un predicador por vocación y llamado, y supongo que no extrañará que tenga siete razones importantes por poner a Vietnam en el campo de mi visión moral. Hay una relación muy obvia y casi simplista entre la guerra de Vietnam y la lucha que yo y otros hemos estado librando en los Estados Unidos. Hace unos años hubo un rayo de esperanza en esa lucha. Parecía que había una promesa real de esperanza para los pobres, tanto blancos como negros, gracias al "Programa de Pobreza". Hubo experiencias, esperanzas y nuevos comienzos. Luego la guerra de Vietnan y el incremento de tropas. Y he visto el programa roto como si fuera un juguete político inservible a manos de una sociedad se había vuelto loca con la guerra. Y entonces supe que América nunca invertiría los fondos necesarios o las energías en la rehabilitación de sus pobres mientras aventuras como Vietnam continuen atrayendo a los hombres, sus habilidades y el dinero, como un demoniaco y destructivo aspirador. Y es posible que no lo sepan, mis amigos, pero se calcula que se gastarán 500.000 dólares en matar a cada soldado enemigo, mientras gastamos sólo cincuenta y tres dólares por cada persona clasificada como pobre, y gran parte de esos cincuenta y tres dólares van para salarios de personal que no son pobres. Así que me he visto obligado a ver la guerra como un enemigo de los más pobres, y combatirla como tal. 

Quizás el reconocimiento más trágico de esa realidad fue cuando vi claro que la guerra estaba haciendo algo mucho peor que aniquilar la esperanza de los pobres en el país. Está enviando a sus hijos y sus hermanos, a sus maridos a luchar y morir en una proporción extraordinariamente más alta que la de el resto de la población. Tomamos a jovenes negros previamente arruinados por la sociedad y los enviamos a ocho mil millas de distancia para garantizar las libertades en el Sureste asiático, esas mismas que no habían encontrado en el sureste de Georgia y el este de Harlem. Así hemos estado varias veces frente a la cruel ironía televisada de ver a jóvenes negros y blancos, y que van a matar y morir juntos por una nación que no ha podido sentarlos juntos en la misma clase de la escuela. Los vemos en brutal solidaridad, quemando las chozas de un pueblo pobre. Y sin embargo difícilmente vivirán en el mismo bloque de edificios en Chicago o Atlanta. Es por esto, que no podía mantenerme en silencio frente a esta cruel manipulación de los pobres. 

Mi tercera razón se mueve a un nivel aún más profundo de la conciencia, ya que surge de mi experiencia de los últimos tres años en los getos del Norte, especialmente en los tres últimos veranos. He caminado entre los desesperados, los rechazados y los jóvenes airados, y les he dicho que los cócteles molotov y los fusiles no resolverían sus problemas. He tratado de ofrecerles mi más profunda compasión manteniendo al mismo tiempo mi firme convicción que el cambio social adquiere su verdadera significancia a través de la acción no violenta, ellos me escriben y me preguntan, "¿Y qué pasa con Vietnam?" Se preguntan si nuestro país no está usando dosis masivas de violencia para resolver sus problemas y lograr los cambios que quiere. Sus preguntas tocaron mi corazón, y yo sabía que nunca más podría elevar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los getos sin primero haber hablado claramente de el mayor suministrador de violencia en el mundo de hoy: mi propio gobierno. Por el bien de los niños, por el bien de este gobierno, por el bien de los cientos de miles que tiemblan bajo nuestra violencia no puede estar callado. Hemos cosechado montones de aplausos en los últimos años. Aplaudieron nuestro movimiento, me han aplaudido a mí. América y la mayoría de sus periódicos me aplaudieron en Montgomery. Cuando me puse delante de miles de negros al borde de los disturbios y la rebelión cuando mi casa fue quemada y dije, no podemos hacerlo así. Ellos nos aplaudieron en la sentada de el movimiento - que de forma no violenta decidió sentarse en los comedores de las cafeterias y restaurantes. Nos aplaudieron en los “Viajes de la Libertad” cuando recibimos golpes sin responderlos. Ellos nos elogiaron en Albany y Birmingham y Selma, Alabama. ¡Oh, la prensa fue tan noble en sus aplausos, y tan noble en sus elogios cuando estaba diciendo: No sean violentos contra Bull Connor, cuando estaba diciendo: no sean violentos contra Jim Clark (shérif segregacionista de Selma, Alabama). Hay algo extrañamente incoherente en una nación y una prensa que te alaben cuando dices, no seamos violentos contra Jim Clark, pero te maldicen y condenan cuando dices, no seamos violentos con los pequeños niños vietnamitas. ¡Algo está mal en la prensa! 

Como si el peso de ese compromiso con la vida y la prosperidad de los Estados Unidos no fuera suficiente, otra carga de responsabilidad recaía sobre mí en 1964. Y no puedo olvidar que el Premio Nobel de la Paz no es algo sin importancia, pues para mi fue un mandato, un mandato para trabajar más duro de lo que he trabajado nunca por la hermandad del hombre. Este es un llamado que me lleva más allá de las lealtades nacionales. Pero incluso si todo esto no estuviera presente, todavía tendría que vivir dándole sentido a mi compromiso con el ministerio de Jesucristo. Para mí, la relación de su ministerio con la consecución de la paz es tan obvia que a veces me maravilla los que me preguntan por qué estoy hablando en contra de la guerra. ¿Podrá ser que no sepan que la buena nueva era para todos los hombres, para los comunistas y los capitalistas, para sus hijos y los nuestros, para blancos y negros, para el revolucionario y el conservador?. ¿Han olvidado que mi ministerio es en obediencia a Aquel que amó a sus enemigos tan plenamente que murió por ellos? Entonces, ¿Qué puedo decir para el Vietcong, o Castro, o Mao, como fiel ministro de Cristo Jesús? ¿Puedo amenazar de muerte, o más bien compartiré mi vida con ellos? Por último, debo ser fiel a mi convicción, que comparto con todos los hombres, el llamado a ser hijos del Dios viviente. Más allá de la convocatoria de la raza o nación o credo es esta una vocación de filiación y de fraternidad. Y porque creo que el Padre está muy preocupado, sobre todo por el sufrimiento de niños indefensos y marginados, vengo a hablar hoy por ellos. Me planteo la locura de Vietnam y busco dentro de mí la manera de entender y responder con compasión, y mi mente vuelve constantemente a la gente de esa península. No hablo ahora de los soldados de cada lado, ni del gobierno militar de Saigón, sino simplemente de las personas que han estado bajo la maldición de la guerra durante casi tres décadas. Pienso en ellos, también, porque está claro que no habrá solución significativa hasta que alguien intente conocer esa gente y escuchar sus llantos rotos. 

Ahora, déjenme contarles la verdad al respecto. Tienen que ver con los estadounidenses como extraños libertadores. ¿Sabían que el pueblo vietnamita proclamó su independencia en 1945 después de una ocupación conjunta francesa y japonesa?. Y dicho sea de paso, esto fue antes de la revolución comunista en China. Ellos fueron dirigidos por Ho Chi Minh. Este es un hecho poco conocido, este pueblo se declaró independientes en 1945. Citan nuestra Declaración de Independencia en su documento de libertad, y sin embargo nuestro gobierno se negó a reconocerlos. El presidente Truman dijo que no estaban preparados para la independencia. Así que desde ese mismo momento fueron víctimas como nación de la misma arrogancia letal que ha envenenado la situación internacional en todos estos años. Francia, a continuación, se dispuso a reconquistar su antigua colonia. Y lucharon ocho largos años, duros, brutales tratando de reconquistar Vietnam. ¿Saben quien ayudó a Francia? Los Estados Unidos de América. Llegó el punto en que  contribuíamos con más de un ochenta por ciento de los costos de la guerra. Incluso cuando Francia comenzó a perder la confianza por su acción temeraria, nosotros no lo hicimos. Y en 1954, fue convocada una reunión en Ginebra, y se llegó a un acuerdo, pues los franceses habían sido derrotados en Dien Bien Phu. Pero incluso después de eso, y después de los Acuerdos de Ginebra, nosotros no nos detuvimos. Debemos enfrentar el triste hecho de que nuestro gobierno trabajó, realmente, para sabotear los Acuerdos de Ginebra. Bueno, pues después que los franceses fueron derrotados, parecía como si la independencia y la reforma agraria llegarían a través del acuerdo de Ginebra. Pero en lugar de eso los Estados Unidos fueron y comenzaron a apoyar a un hombre llamado Diem, que resultó ser uno de los dictadores más crueles en la historia de la humanidad. Laminó toda oposición. Las personas fueron brutalmente asesinados, por levantar sus voces contra la política brutal de Diem. Y los campesinos vieron horrorizados como Diem despiadadamente desarraigaba toda oposición. Los campesinos vieron como todo esto fue alentado por la influencia de Estados Unidos y por un número creciente de tropas estadounidenses que vinieron a ayudar a sofocar la insurgencia que los métodos de Diem había despertado. Cuan felices debieron sentirse cuando Diem fue derrocado, pero una larga serie de dictaduras militares no ofrecieron ningún cambio real, especialmente en su necesidad de tierras y paz. Y ¿A quién estamos apoyando hoy en Vietnan? A un hombre llamado general Ky [Vice mariscal del ejercito del Aire Nguyen Cao Ky] que luchó con los franceses en contra de su propio pueblo, y que una vez dijo que el héroe más grande es Hitler. Esto es lo que hoy estamos apoyando en el Vietnam. ¡Oh, nuestro gobierno y la prensa no nos dicen estas cosas!, pero Dios me ha dicho que te lo diga en esta mañana. La verdad debe ser dicha. 

El único cambio que vino de América es nuestro compromiso de aumentar nuestras tropas en apoyo de gobiernos especialmente corruptos, ineptos y sin apoyo popular y mientras la gente leía nuestros folletos, pregonando promesas de paz, democracia, y reforma agraria. Ahora sepultadas bajo nuestras bombas y nos consideran el verdadero enemigo, no a sus compatriotas. Caminan tristes y apáticos como rebaños sacados de la tierra de sus padres a los campos de concentración, donde raramente se cumple el mínimo de las necesidades básicas. Saben que deben moverse o serán destruidos por nuestras bombas. Así que se mueven, principalmente las mujeres, los niños y los ancianos. Ven como envenenamos sus aguas, como arrasamos un millón de hectáreas de sus cultivos. Deben llorar con el rugido de las excavadoras preparadas para destruir sus preciosos árboles. Deambulan por sus ciudades y ven miles y miles de niños, personas sin hogar, sin ropa, corriendo en bandadas por las calles como si fueran animales. Ven a sus niños humillados por nuestros soldados, mendigando por un poco de comida. Ven a los chicos vendiendo a sus hermanas a nuestros soldados, prostituidas por sus madres. Hemos destruido sus dos preciadas instituciones: la familia y el pueblo. Hemos destruido sus tierras y sus cultivos. Hemos colaborado en el aplastamiento de la única fuerza política revolucionaria no comunista, la Iglesia Budista Unificada. Ese es el papel que ha tomado nuestro país, el papel de aquellos que hacen imposibles las revoluciones pacíficas, pero que se niegan a renunciar a los privilegios y placeres que viene de los inmensos beneficios de las inversiones en el extranjero. Estoy convencido de que si queremos estar en el lado correcto de la revolución mundial, nosotros, como nación, debemos someternos a una revolución radical de los valores. Tenemos que empezar rápidamente la transición de una sociedad orientada hacia las cosas hacia una sociedad orientada a las personas. Mientras las máquinas y las computadoras, el afán de lucro y los derechos de propiedad son considerados más importantes que las personas, la tripleta gigantesca del racismo, el militarismo y la explotación económica es imposible de derrotar. 

Cuando una verdadera revolución de valores llega, de repente nos hace cuestionarnos la imparcialidad y la justicia de muchas de nuestras políticas actuales. Por un lado, estamos llamados a jugar el papel del Buen Samaritano en la camino de la vida, pero eso sólo será el principio. Un día tendremos que llegar a ver que todo el camino a Jericó debe ser cambiado para que los hombres y mujeres no sean constantemente golpeados y robados mientras hacen su recorrido por la carretera de la vida. La verdadera compasión es algo más que lanzar una moneda a un mendigo. Una verdadera revolución de valores inmediatamente girará su vista inquieta con justa indignación sobre el enorme contraste de pobreza y riqueza. Se mirará a través de el mar y se verá a los capitalistas de Occidente invertir grandes sumas de dinero en Asia, África y América del Sur, sólo para tomar los beneficios sin ninguna preocupación por la mejora social de los países, y dirá: "Esto no es justo" Se verá nuestra alianza con los terratenientes de América Latina y diremos: "Esto no es justo." La tradicional arrogancia occidental de que tiene mucho que enseñar a otros y nada que aprender de ellos, no es justa. Una verdadera revolución de valores pondrá las manos sobre el orden mundial y dirá de la guerra, "Esta manera de resolver las diferencias, no es justa." Este negocio de quemar seres humanos con napalm, de llenar los hogares de nuestro país con huérfanos y viudas, de inyectar drogas venenosas de odio en las venas de los pueblos, de devolver desde oscuros y sangrientos campos de batalla de vuelta a casa a hombres minusválidos y sicológicamente trastornados, no puede reconciliarse con la sabiduría, la justicia y el amor. Una nación que continúa año tras año gastando más dinero en defensa militar que en programas de mejora social se está acercando a la muerte espiritual. 

¡Oh, mis amigos, si hay algo que tenemos que ver es que vivimos en tiempos revolucionarios. En toda la tierra los hombres se rebelan contra los viejos sistemas de explotación y opresión, y de las heridas de un mundo frágil, nuevos sistemas de justicia e igualdad están naciendo. Los descamisados y descalzos de la tierra se está levantando como nunca antes. El pueblo asentado en tinieblas vio una gran luz. Ellos están diciendo, inconscientemente, como se dice en una de las canciones de nuestra libertad, "No voy a permitir que nadie me la quite" Es un hecho lamentable que debido a la comodidad, la complacencia, un temor mórbido al comunismo, nuestra propensión a adaptarnos a la injusticia, las naciones occidentales que iniciaron gran parte del espíritu revolucionario del mundo moderno se han convertido en el frente anti-revolucionario. Esto ha llevado a muchos a pensar que sólo el marxismo tiene un espíritu revolucionario. Es por eso que el comunismo pone de manifiesto nuestra incapacidad para hacer de la democracia una realidad y darle continuidad a las revoluciones que hemos iniciado. Nuestra única esperanza hoy reside en nuestra capacidad de recuperar el espíritu revolucionario y salir a un mundo, tantas veces hostil, a declararle nuestra hostilidad eterna a la pobreza, al racismo y al militarismo. Con este poderoso compromiso salimos audazmente a desafiar el status quo, salimos audazmente a desafiar las injusticias, para así acercar el día en que "Todo valle será exaltado, y se bajará todo monte y collado, los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados, y toda carne verá la salvación de Dios" 

Una genuina revolución de valores significa finalmente que nuestra lealtad debe ser ecuánime en lugar de parcial. Cada nación deberá desarrollar una lealtad primordial a la humanidad en su conjunto para así preservar lo mejor en su propia sociedad. Es un llamado para la fraternidad en todo el mundo que eleve la preocupación por el prójimo más allá de la tribu, raza, clase y nación, es en realidad un llamado a un absoluto e incondicional amor a todos los hombres. Esto tan a menudo mal entendido y mal interpretado, tan fácilmente desestimado por los Nietzsche del mundo como una fuerza débil y cobarde, se ha convertido en una necesidad absoluta para la supervivencia de la humanidad. Y cuando hablo de amor no estoy hablando de algún tipo de respuesta sentimental y débil. Me refiero a esa fuerza que todas las grandes religiones han visto como el principio supremo unificador de la vida. El amor es de alguna manera la llave que abre la puerta que conduce a la realidad última. Esta creencia compartida por hindúes, judios, cristianos, musulmanes y budistas sobre la realidad final es hermosamente resumido en la primera epístola de Juan:. "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros" 

Permítanme decirles para terminar que si me opongo a la guerra de Vietnam es porque amo a los Estados Unidos. Alzo mi voz en contra de esta guerra, no con ira, pero si con ansiedad y tristeza en mi corazón, y, sobre todo, con un apasionado deseo de ver a nuestro querido país eregirse como ejemplo moral del mundo. Alzo mi voz contra  esta guerra, porque estoy decepcionado con los Estados Unidos. Y no puede haber una gran decepción cuando no hay amor. Estoy decepcionado con nuestro fracaso en afrontar positiva y francamente los tres males del racismo, la explotación económica y el militarismo. Actualmente estamos adentrándonos en un callejón sin salida que puede conducirnos al desastre nacional. América se ha extraviado en el lejano país del racismo y el militarismo. La casa de todos los estadounidenses fue fundada sólidamente y estructurada en sus ideales; sus pilares se basan sólidamente en las ideas de nuestra herencia judeo-cristiana: Todos los hombres son creados a imagen de Dios. Todos los hombres son hermanos. Todos los hombres son creados iguales. Cada hombre es heredero de un legado de dignidad y el valor. Todo hombre tiene derechos que no son conferidos, ni conferidos por el Estado, son dados por Dios. De una misma sangre, Dios hizo todos los hombres que moran sobre la faz de la tierra. ¡Qué maravilloso fundamento para cualquier hogar! Que lugar glorioso y saludable para habitar. Pero los Estados Unidos se extraviaron, y este extravío contranatura no sólo ha traído confusión y desconcierto. Ha dejado corazones doloridos por la culpa y mentes distorsionadas con la irracionalidad. 

Es hora de que las personas de conciencia hagan un llamamiento a los Estados Unidos para volver a casa. Vuelve a casa, América. Omar Khayyam tiene razón: "El movimiento de los dedos escribe, y continuamos escribiendo" Hoy hago un llamamiento a Washington. Hago un llamamiento a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de los Estados Unidos. Hago un llamamiento a los jóvenes de América que deben tomar hoy una decisión y una postura sobre esta cuestión. Mañana puede ser demasiado tarde. El libro se puede cerrar. Y no dejes que nadie te convenza de que Dios escogió a América como su divina fuerza mesiánica para ser una especie de policía de todo el mundo. Dios tiene una forma de confrontar a las naciones en juicio, y parece que puedo escuchar a Dios diciendo a los Estados Unidos, "¡Eres tan arrogante! Si no cambias tus maneras, yo me levantaré y romperé la columna vertebral de tu poder, y lo pondré en manos de una nación que ni siquiera conoce mi nombre. Estad quietos y conoced que yo soy Dios." 

No siempre es fácil tomar posición por la verdad y la justicia. A veces significará frustración. Cuando dices la verdad y tomas una posición, a veces implica que tendrás que caminar por las calles con un corazón cargado. A veces significa perder el trabajo, a veces significa ser burlados y despreciados. Puede significar un niño de siete u ocho años diciendo a su papá, "¿Por qué tienes que ir tanto a la cárcel?" Y he aprendido desde hace ya mucho tiempo que ser un seguidor de Cristo Jesús significa tomar la cruz. Y mi Biblia me dice que el Viernes Santo viene antes de la Pascua. Antes de la corona que portaremos, está la cruz que debemos cargar. Carguémosla. Carguémosla por la verdad, carguémosla por la justicia, carguémosla por la paz. Salgamos esta mañana con esa determinación. Yo no he perdido la fe. No estoy desesperado, porque sé que hay un orden moral. No he perdido la fe, porque el arco de la verdad derribado se levantará de nuevo. Todavía puedo cantar "Venceremos" ("We Shall Overcome") porque Carlyle estaba en lo cierto: "Ninguna mentira puede vivir para siempre" Venceremos porque William Cullen Bryant tenía razón: "La Verdad apremia a la tierra para levantarse otra vez." Venceremos porque James Russell Lowell estaba en lo cierto: "Cuando la verdad está en el cadalso, el mal está en el trono" Sin embargo, ese andamio se tambalea en el futuro. Venceremos porque la Biblia tiene razón: "Uno cosecha lo que siembra" Con esta fe seremos capaces de esculpir una piedra de esperanza de la montaña de la desesperación. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de nuestro mundo en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe seremos capaces de acercar el día en que la justicia fluya como el agua y la rectitud como un poderoso río. Con esta fe seremos capaces de apremiar el día en que el león y el cordero yaceran juntos, y cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá que temer, porque la Palabra del Señor lo dice. Con esta fe seremos capaces de acercar el día en que todo el mundo pueda unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias Dios Todopoderoso, pues somos libres al fin! " Con esta fe, nosotros cantaremos de la misma forma que nos preparamos para cantar ahora. Los hombres volverán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces. Y las naciones no se levantarán contra las naciones, ni se adiestrarán más para la guerra. Y yo no sé ustedes, yo no me voy a adiestrar para la guerra nunca más.

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10 de septiembre de 2013

Analfabetismo bíblico


Nueve de cada 10 hispanos no sabe nada de la Biblia

Lo dice un estudio presentado en verano 2013.

Aunque son más religiosos que la media en Estados Unidos, nueve de cada 10 hispanos no sabe nada de la Biblia. 

El 83% de los hispanos aseguran ser religiosos, según un estudio del Pew Hispanich Research. Y aunque el 62% dice ser católico, el 19% protestante y el 13% evangélicos, el 92% de los hispanos no conoce los contenidos de la Biblia, el libro sagrado de las tres religiones en sus diferentes versiones. 

Así lo señala un estudio publicado por la Conferencia Nacional de Líderes Hispanos Cristianos (NHCLC, en inglés) y la Sociedad Americana de la Biblia, que invitaron "a nuestros pastores y líderes a tomar acción en la lucha contra el analfabetismo bíblico, que amenaza con destrozar los principios y valores con los que nuestra gran nación ha sido construida".

 Son palabras del presidente de la NHCLC, el reverendo Samuel Rodríguez, en un comunicado. 

Organizaciones cristianas ofrecen su libro sagrado gratis en iglesias para impulsar su lectura 

"Los hispanos se reconocen como personas de fe y familia. Pero de igual forma nos corresponde ser reconocidos también como Personas de la Palabra. Sin la interacción cotidiana con la palabra de Dios, la comunidad hispana no puede cumplir la agenda del cordero", había anunciado cuando se gesto la idea en junio pasado en campaña nacional.

 La organización, que representa a cerca de 40.000 iglesias y 16 millones de hispanos cristianos, está desarrollando este mes junto con la Sociedad Americana de la Biblia la campaña "Mes de la Biblia", una iniciativa con la que buscan promover la lectura de las Sagradas Escrituras.

"Nuestra esperanza es no sólo que los hispanos empiecen a leer más la Biblia, sino que su compromiso sea más profundo", expresó el director ejecutivo de Ministerios Multilingües, el reverendo Emilio Reyes.

 Añadió que la Biblia "ofrece sabiduría y consejo en muchos aspectos que los hispanos de hoy deben enfrentar".

 

El reciente estudio "América Hispana: Fe, Valores y Prioridades" publicado por Barna Hispanics, en asociación con NHCLC, la Sociedad Americana de la Biblia y OneHope, revela que mientras el 87% de los hispanos posee una Biblia, solo el 8% la lee regularmente.

Durante este mes, las organizaciones promotoras del Mes de la Biblia facilitan en internet (SaboreaLaBiblia.com) material en español relacionado con el libro sagrado, disponible sin costo alguno para las iglesias participantes en la campaña.

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9 de septiembre de 2013

La maleta vacía...

Un hombre murió, al darse cuenta vio que se acercaba Dios y que llevaba una maleta consigo... 

Dios le dijo: Bien hijo es hora de irnos. El hombre asombrado preguntó: ¿Ya? ¿Tan pronto? Tenía muchos planes... Lo siento pero es el momento de tu partida. ¿Qué traes en la maleta? preguntó el hombre. Dios le respondió: ¡¡Tus pertenencias!!­ ¿Mis pertenencias?, ¿Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero? Dios le respondió: Eso nunca te perteneció, eran de la tierra. ¿Traes mis recuerdos? Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.  ¿Traes mis talentos?  Esos no te pertenecieron, eran de las circunstancias.  ¿Traes a mis familiares y amigos? Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino. ¿Traes a mi mujer y a mis hijos? Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón. ¿Traes mi cuerpo? Nunca te perteneció, ese era del polvo.  ¿Entonces traes mi alma?  ¡No! Esa es mía. 

Entonces el hombre lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía... Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre dijo: ¿Nunca tuve nada? Así es, cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos...

La vida es solo un momento... ¡¡Un momento tuyo!! Por eso, mientras estés a tiempo disfrútala en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga... ¡¡Vive el ahora.!! ¡¡Vive tu vida..!! No te olvides de SER FELIZ, es lo único que realmente vale la pena!. Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, se quedan aquí!  NO TE LLEVAS NADA! Valora a quienes te valoran, no pierdas el tiempo con aquellos que nunca se preocuparon por ti. Regala esta reflexión a todos los que quieras en este mundo y disfruta cada segundo que vivas. Bendecid@ Seas 

(Autor desconocido)


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2 de septiembre de 2013

Jamás matar al prójimo con nuestra lengua, exhorta el Papa

Donde está Dios no hay odio, envidia y celos, y no existen aquellas habladurías que matan a los hermanos, lo dijo el Papa Francisco esta mañana en Santa Marta, donde ha vuelto a celebrar la Misa con diversos grupos luego de la pausa del verano europeo.

El encuentro de Jesús con sus coterráneos, los habitantes de Nazaret, como lo cuenta el Evangelio de San Lucas propuesto por la liturgia del día, estuvo al centro de la homilía del Papa.

Los nazarenos admiran a Jesús, observó el Pontífice, pero esperan de él algo asombroso: "querían un milagro, querían lo espectacular" para creer en él. De esta manera Jesús dice que no tienen fe y "ellos se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de matarlo":

"Pero miren cómo la cosa ha cambiado: comenzaron con belleza, con admiración, y terminaban con un crimen: queriendo matar a Jesús. Esto por los celos, la envidia, todas esas cosas … Esto no es algo que sucedió hace dos mil años: esto sucede cada día en nuestro corazón, en nuestras comunidades. Cuando en una comunidad se dice: ‘¡Ah, qué bueno, este que ha venido!’. Se habla bien el primer día; no tanto el segundo, y al tercero se comienza a chismear y terminan despellejándolo".

Así los nazarenos "querían matar a Jesús". "Pero aquellos que en una comunidad hablan mal de los hermanos, de los miembros de la comunidad, quieren matar: ¡es lo mismo! El Apóstol Juan, en la primera Carta, capítulo III, versículo 15, nos dice: ‘Aquel que odia en su corazón a su hermano, es un homicida’. Nosotros estamos acostumbrados a las habladurías, a los chismes. ¡Cuántas veces nuestras comunidades, también nuestra familia, son un infierno donde se gesta esta criminalidad de matar al hermano y a la hermana con la lengua!".

"Una comunidad, una familia -continuó el Papa- es destruida por esta envidia, que el diablo siembra en el corazón y que hace que uno hable mal del otro, y así se destruya".

"En estos días -subrayó- estamos hablando tanto de la paz", vemos las víctimas de las armas, pero se debe también pensar a nuestras armas cotidianas: "la lengua, las habladurías, el chismear". Cada comunidad, concluyó el Papa, debe en cambio vivir con el Señor y ser "como el Cielo".

"Para que haya paz en una comunidad, en una familia, en un país, en el mundo, debemos comenzar así : estar con el Señor. Y donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay odio, no hay celos. Hay fraternidad. Pidamos esto al Señor: Jamás matar al prójimo con nuestra lengua, y estar con el Señor, así estaremos todos con él en el Cielo. Así sea".


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